lunes, 2 de abril de 2007

Quizás uno de los motivos por el que escribo este blog es dar salida a muchas sensaciones que como la del post anterior rondan mi cabeza desde siempre y de otras que han surgido a raíz del hecho de saberme seropositivo.
Desde el momento que supe que este virus me acompañaría el resto de mis días, hace ahora unos 13 años, y después de asimilar la noticia al menos lo suficiente como para poder salvar la situación del momento; una de las primeras necesidades que sentí fue la de hacer un diario para dejar constancia de lo que suponía vivir esta circunstancia. Como escribir nunca fue mi fuerte , deseché la idea pronto para intentar expresarme con la pintura que había dejado olvidada desde mi niñez y a la que tanto acudí en muchos momentos para evadirme de realidades incómodas difíciles de asumir, antes de encontrar otras formas más acordes con los tiempos que me tocaría vivir más adelante.
Algo que siempre he admirado de los escritores es esa capacidad que supongo aprendida de vencer el pudor a exponer lo escrito, en mi caso ha sido ese pudor, por lo que nunca he sido capaz de guardar por mucho tiempo esas descargas escritas de un momento desesperado de soledad de las que en algún momento he dejado constancia en algún trozo de papel. También me produce cierto pudor mostrar mis dibujos aunque no me expongan de una manera tan directa, un ojo indiscreto podrá ver con mayor claridad tus habilidades técnicas, tu dominio de composición, equilibrio de colores, pero la temática del cuadro puede esconder más sutilmente las intenciones o los motivos que el texto escrito. Eso pienso yo, vaya.
Aún así la idea ha sido recurrente, en determinados momentos de crisis he vuelto a sentir esa necesidad de dejar un escrito que me explicase a mi mismo a través de mis vivencias con este visitante que ha cambiado mis circunstancias cuando menos de una manera significativa. No quiero decir con esto que considere todos los cambios o aprendizajes a los que me he visto abocado, como algo negativo o desafortunado en mi vida. Tampoco soy de esas personas, que las hay, que intentan proclamar el vih como la solución de sus vidas. Al menos no ha sido así para mí.
En algunos aspectos me ha ayudado a ponereme otra vez más en el lado oscuro de la vida, el lado difícil de muchas vidas marginadas que sólo saben de olvidos y desprecios. Por otra parte he logrado obtener sino beneficios económicos, si una tranquilidad respecto a estos temas que de otra manera no tendría.
He pensado en hacerlo pero no como parte de una terapia privada, sino con una cierta idea de que al exponer esas vivencias ante los demás, al ser compartidas se hagan reales ante mi mismo.
Ha pasado mucho tiempo ya como para haberme dado cuenta que esto es un hecho real, demasiadas cosas me lo han confirmado pero esa necesidad persiste. Últimamente se habla de la necesidad de ponerle "caras" al sida, que los infectados salgan de esa invisibilidad social a la que por miedo al rechazo se han visto abocados. Ceisida (http://www.cesida.org/index.php?option=com_content&task=view&id=82 ) ha patrocinado la publicación de un libro donde se cuentan 25 historias de 25 personas afectadas que intenta mostrar a través de las historias de estos 25 personajes sobretodo la normalidad de sus vidas, más que nada en contraposición con el estereotipo de pertenencia a determinados grupos marginales o estilos de vida, se intentan mostrar sus expectativas, sus preocupaciones, sus miedos y sus éxitos en esa batalla que supone ganarle cada día a la enfermedad. Se pretende a través de esta visibilidad permitir una normalización hacia la concepción de la enfermedad y del afectado. Es cierto que hoy día hay mucha información disponible acerca de esta temática: formas de contagio, medidas de sexo seguro, etc., etc. y sin embargo los casos aumentan, se argumentan motivos que expliquen este hecho paradójico y obviamente es un asunto complejo. Por una parte subsiste la idea de los grupos de riesgo famosos de los que se hablaba en los principios de la pandemia, gracias a ello muchos sectores de población se sienten ajenos a esta realidad como algo ajeno a sus vidas, los distintos aprendizajes relacionados con el sexo y su relación cultural pueden determinar una dificultad añadida para evitar estos contagios, las distintas problemáticas de cada sector de población específico: la situación de indefensión de las mujeres, de presos, de profesionales del sexo y así innumerables situaciones diferenciales que hacen que este problema sea de difícil solución. Los medios de comunicación también han sido señalados como culpables de haber ofrecido sensacionalistas titulares de impacto que reportaban pingües beneficios, más que una información realista y veraz sobre el problema; desperdiciaron la oportunidad de haber servido como difusores masivos de una información vital útil para tener una visión más objetiva de la realidad, fomentaron la idea de grupos malditos asociados a la enfermedad lejos de informar que era un asunto global que podía afectar a cualquier persona, esto llevo a esa falsa creencia que intenta asociar la enfermedad con determinadas formas de vida dándole unas connotaciones moralistas al tema de las que es independiente.
Todo esto ha llevado al nacimiento de una enfermedad nueva tanto o más terrible con la que tenemos que vivir a diario los afectados por el vih, el rechazo social, lo que algunos llaman "sida social" que termina encerrando y apartando al enfermo y que a la vez gracias a esa invisibilidad del enfermo, persistan los mitos.
Por eso es importante salir a la luz, hacernos visibles ante la sociedad, que se sepa que podemos ser sus vecinos, sus hijos, sus padres, sus amantes, cualquier persona con la que nos comunicamos a lo largo del día, sus compañeros en el metro. Que se sepa cómo es la realidad de nuestra vida diaria, qué quiere decir eso de que el sida es una enfermedad manejable en los países industrializados. Aunque reconozcamos que la situación que vivimos sea privilegiada con respecto a otras zonas del mundo quedan muchas cosas por hacer, muchos objetivos por lograr para que esto sea realmente un tema normalizado. Nosotros los afectados podemos ayudar a que esto sea así, cada uno en la medida de sus posibilidades, dar a conocer nuestras realidades permitirá un mejor conocimiento que favorezca tanto la prevención de nuevos casos como la normalización de este asunto.

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