lunes, 21 de abril de 2008

Sobre las parejas serodiscordantes


Hola Saúl,
Me parece muy interesante el post que has escrito sobre las parejas serodiscordantes. Es una realidad para muchas personas y un tema que se desconoce bastante y sobre todo, resulta muy alentador saber que hay personas que tienen las ideas bastante claras no sólo con respecto a la enfermedad en sí. Sólo me atrevo a hacerte una corrección, VIH no vendría a ser propiamente un eufemismo para SIDA, ambas siglas definen conceptos diferentes: Virus de Inmuno-deficiencia Humana y Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida (referido al síndrome de afecciones que definen el desarrollo de la enfermedad bajo determinados criterios clínicos). Yo soy seropositivo desde hace 14 años (caminito de 15) y actualmente llevo, felizmente, en pareja (serodiscordante) tres años. Previamente también tuve otra pareja seronegativa durante 8 años. Ambos supieron mi condición antes de tener ningún tipo de relación, afectiva o sexual, y ambos decidieron libremente que les valía la pena mantener una relación conmigo a pesar de mi enfermedad. No soy, ni demasiado rico, ni demasiado guapo, ni demasiado joven, por lo que intuyo (es más que una intuición, pero resultaría de mal gusto decirlo de otra forma, jeje) que debo poseer otros valores que estas personas habrán visto en mi, otros que se apartan de éstos más demandados en nuestro colectivo, pero ciertamente más efímeros cualquiera de ellos como para sostener a largo plazo una relación que pretenda un mínimo compromiso y madurez. Por cierto, la ruptura con mi anterior pareja no tuvo nada que ver con el vih, ni tampoco porque yo hubiese llegado a mi “fecha de caducidad”, vaya, que no me morí, o en otras palabras: la rutina puede ser más letal que cualquier enfermedad, y mantengo todavía una relación de amistad con él.
En ese sentido me siento en propiedad para hablar sobre algunos de los temas que han suscitado los comentarios dejados en tu blog y que dejan patente como muy bien dices que todavía y por desgracia, las personas que vivimos con esta enfermedad debemos protegernos de la sociedad (esto incluye a muchos homosexuales por supuesto), que a pesar de considerase adultos de pleno derecho, parecen olvidar algunos de sus deberes y actúan irresponsablemente sin preocuparse en obtener información con seriedad, basando sus opiniones en simples rumores y leyendas urbanas. Obviamente como bien dices, todavía la palabra SIDA suscita mucho pánico. La ignorancia sobre ella es, sin duda, la más letal de las dos.
Esto no pretende ser una confrontación pero si, un intento por suscitar algunas reflexiones y traer, en el mejor de los casos, algo de luz sobre el tema ya que visto lo visto en esos comentarios, parece que todavía el tema del sida sigue siendo algo bastante desconocido.

1. Sebastián, me gustó mucho tu comentario pero hablas de limitaciones, supongo que te refieres al condón y yo me preguntó:
¿Acaso ese límite no debería existir igualmente en una pareja de "seronegativos" que mantengan una relación sexualmente abierta o sean infieles o para cualquier adulto responsable, sexualmente activo sin una relación estable, seropositivo o no?
El condón no sólo es barrera para el VIH sino también para muchas otras ETS como la gonorrea, sífilis, clamidias, verrugas genitales, hepatitis, etc. por mencionar unas cuantas. Teniendo en cuenta las cifras de nuevos contagios de muchas de estas enfermedades en los colectivos homosexuales de todo el mundo cabría pensar que hay gente que actúa confiada en el desconocimiento de los verdaderos límites ¿no te parece?

2. Uriel, dices que tener una pareja seropositiva implica un riesgo.
¿No es la vida en si misma un riesgo? Lo importante no es eso, lo importante es como gestiones los riesgos que has de tomar en la vida, en cualquier campo. Montarse en un coche supone un riesgo, el como lo conduzcas es tu responsabilidad, si te matas por imprudente la culpa desde luego no la tuvo el coche…

3. Utilísimo José, me vas a perdonar pero, intentar hacer luz en tu ignorancia sobre el tema resultaría demasiado extenso aunque seguramente ayudaría a solucionar al menos parte de los prejuicios que pareces tener. Baja al mundo, infórmate que es tu responsabilidad y sólo una cosa: existen los seropositivos, los seronegativos y los sero-no-lo-sé. Estos últimos son por mucho, los más peligrosos, no lo dudes. Y recuerda, sólo los que se muestran tan seguros sobre bases tan débiles como las que demuestras tener, son los que por esa falsa ilusión caen antes de esos falsos pedestales que se han construído a toda prisa, sin supervisar a conciencia los materiales con los que se han construído.
4. Johana, dices que "un seropositivo, por más que lleve una vida normal, su interior está sujeto a una serie de conflictos que afectan a su autoestima"
¿No existen conflictos para cualquier homosexual seronegativo que es rechazado por su familia, laboral y/o socialmente por el simple hecho de ser homosexual? Por desgracia esto es una realidad en muchos países del mundo y también son factores que generan conflicto y que influyen más o menos, dependiendo de la propia personalidad del individuo sobre su autoestima. Nadie está libre de conflictos, independientemente de su estado de salud, condición socio-económica, afectiva, por cuestiones de raza o religión o por su orientación sexual. La clave está en cómo resuelvas esos conflictos para que éstos te ayuden a crecer o hagan de ti un desgraciado, el Sida, ni por suerte ni por desgracia, no es prerrogativa única de fracasos vitales.

5. Por último, felicito a Francisco, porque siendo el único comentarista que se dice ignorante demuestra con hechos y realidades que ha sabido superar muchos de estos prejuicios y seguro, muchos más. Mis mejores deseos en tu relación y ya sabes…todavía por desgracia hay muchas barreras que tirar abajo para que esta realidad sea, no ya comprendida, sino simplemente tolerada por muchos…

viernes, 18 de abril de 2008

Salto a lo desconocido



En la portada de Febrero de la revista America´s Aids Magacine (aumag.org), aparece
Greg Louganis, quien en 1988 se convirtió en el primer ganador de dos medallas de oro en dos olimpiadas consecutivas además de ser seis veces campeón mundial en la modalidad de salto. Hoy en día se encuentra apartado de la competición, esto no significa que haya estado inactivo durante estos años. En la entrevista que concede a esta revista habla de su vida comprometida en la lucha contra el Sida a lo largo de estos años y su contribución en distintos actos y programas donde ofrece su experiencia y su imagen tanto para la ayuda de otros afectados por la enfermedad así como también para desmitificar la imagen que se suele tener de ella y ayudar a superar esa otra lacra que se ha venido a llamar “sida social”.
Resulta increible pensar que este hombre de 48 años y que lleva casi veinte conviviendo con el virus del vih tenga tan buen aspecto. Lo sabe y dice que no quiere que la gente se lleve a engaño. Nos habla de cómo sobrelleva los terribles efectos secundarios de los inhibidores de la proteasa, el fallo sistemático de todas las terapias al cabo de un determinado período de tiempo. Con esto quiere alertar a las generaciones más jóvenes que no han vivido la debacle de los años 80, dejar constancia de que, efectivamente se puede vivir con esta enfemedad más no por esto considera que se le pueda llamar “manejable” (y lo dice él...!!!). Que hay otras verdades menos conocidas y más cotidianas en la realidad del sida que siguen suponiendo un alto costo a los comportamientos irresponsables.
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jueves, 17 de abril de 2008


Recibo en el correo una de estas cadenas que, más a menudo de lo que me gustaría, no dejan de llegar a mi bandeja de entrada. Conmigo se encuentran abocadas al abismo pues no les doy continuidad. Ésta en particular la recibo de una ex pareja, es una especie de meme cuestionario y según indica, hay que borrar las respuestas escritas por quien te ha enviado y reenviarlo a todos tus contactos, incluida la persona de quien lo has recibido. Esta última condición me parece completamente innecesaria ya que después de siete años de relación pocos datos creo yo que hayan quedado por conocer, y sino, mejor pensar que haya sido así. En todo caso yo no me he llevado ninguna sorpresa con las respuestas ni creo que él se llevase ninguna con las mías.

Así que en vez de renviársela, haciendo una excepción y ejercicio de mi libertad y con todo el respeto a quien pueda leer esto, me permito replicarla aquí, cual vulgar virus ya que más o menos de eso va este espacio, y con mis respuestas por supuesto:


1. Nombre completo
José Francisco
2. ¿Por qué te pusieron ese nombre?
Por mis abuelos
3. ¿Le pides deseos a las estrellas?
Nunca
4. ¿La última vez que lloraste?
Hoy
5. ¿Pan con qué?
Solo, con nueces, queso, membrillo...
6. ¿Te gustan los animales?
7. ¿Cuántos hijos tienes?
Ninguno
8. ¿Colaboras con alguna ONG?
Lo he hecho, actualmente no
9. ¿Si fueras otra persona serías tu amigo?
Si
10. ¿Tienes un diario de vida?
No precisamente, escribo un blog, ni es diario ni refleja toda mi vida
11. ¿Eres sarcástico?
Puedo serlo, ocasionalmente
12. ¿Harías bungee jumping?
No, ni con bungee ni sin él
13. ¿Cuál es tu cereal preferido?
Maíz
14. ¿Te desabrochas los zapatos antes de sacarlos?
Normalmente no
15. ¿Crees que eres fuerte?
Intento serlo cada día más, dependo de ello
16. ¿Tu helado preferido?
Chocolate
17. ¿Cuánto calzas?
Pie, 41-42
18. ¿Rojo o Rosado?
Rojo.
19. ¿Qué es lo que menos te gusta de ti?
La indecisión
20. ¿A quién extrañas mucho?
Familia, amigos, lugares...
21. ¿Te gustaría que a todos aquellos que enviaste este mail te respondan?
Si lo hiciese, supongo que si
22. ¿Qué color de pantalones y zapatos tienes puesto?
Jeans azules y botas negras
23. ¿Lo último que comiste hoy?
Cereales con leche y yoghourt
24. ¿Qué estás escuchando en este momento?
El ruido del motor del PC, la respiración profunda de Molo...
25. ¿La última persona con quien hablaste por teléfono?
Mi novio
26. ¿Trago favorito?
Granizado de lima con hierbabuena, sin alcohol, no bebo
27. ¿Deporte favorito para ver por TV?
Gimnasia
28. ¿Comida favorita?
Depende, ahora me comería unos plátanos fritos
29. ¿Final triste o final feliz?
Espero que sea feliz
30. ¿Tienes mascotas?
Molo es más que una mascota
31. ¿Día Favorito del Año?
Ninguno en especial, cualquiera puede serlo
32 . ¿Besos o abrazos?
Besos, abrazos y más...
31. ¿Eres una persona alegre?
Intento serlo a pesar de las circunstancias...
35. ¿Quién crees que te responderá?
Ni idea, sería una sorpresa que alguien contestase a esto
36. ¿El que menos crees que lo hará?
No creo
37. ¿Qué esta leyendo actualmente?
Este cuestionario
38. ¿Color favorito?
El azul
39. ¿Qué viste anoche en la tele?
No recuerdo
40. ¿Rolling Stones o los beatles?
Rolling
41. ¿Dónde es lo más lejos que has estado de tu casa?
Mi casa soy yo, procuro no alejarme mucho. De todo lo demás me siento infinitamente lejos a veces..

lunes, 14 de abril de 2008



Hoy por fin he empezado con la nueva terapia, después de varios días de retraso para ir a buscarla y decidir esperar a que estuviese E en casa.
Por supuesto, como siempre que me ha tocado enfrentarme a esta situación surgen los temores a que se presenten algunos de esos efectos adversos o “daños colaterales”, utilizando un lenguaje más actual, políticamente correcto y acorde con lo que suponen estas mezclas de drogas: por una parte se desarrolla una guerra contra el virus pero también resultan dañados otros órganos, víctimas inocentes de la contienda.
Recordaba el otro día una conversación con E en la que después de colgar el teléfono había venido a mi mente la analogía entre una ruleta rusa y lo que supone empezar a tomar una nueva mezcla de terapia. Sabes que existen probabilidades de que sufras estos efectos adversos, si no los sufres entonces te verás recompensado en tu apuesta y no habrá sucedido nada, al menos por el momento pues estas balas descubren su potencial poder destructivo con el tiempo, indefectiblemente, de una forma u otra. Y en cada giro de cargador, con cada nueva apuesta sabes también que las probabilidades de éxito se agotan. Es el precio que hay que pagar…
Pero también consta que pueden darse algunos “raros” efectos que en ocasiones, como recuerdo con una de esas terapias donde el prospecto decía: “Atención: la primera dosis puede ser letal”…
Lo cierto es que tomar la decisión de empezar a tomarla es de alguna forma también liberador, superas ese enfrentamiento con tus propios miedos, a medida que ves que no ha pasado nada extraño y la vida continúa con normalidad después de la toma, esperando que las cosas continúen sin mayores alteraciones…

viernes, 11 de abril de 2008

Del sida y los pajaritos...

Ya se sabe lo que dice el dicho: "Lo que por sabido se calla, por callado se olvida". Aquí tenéis un vídeo de una campaña de la Fundación Antisida de España, algo antiguo ya, pero igualmente vigente el mensaje

martes, 8 de abril de 2008

Por fin, la cita...

Bien, por fin he tenido mi cita con S después de un largo año. Supongo que este escrito deba tener un final. Tanta alharaca por lo que venía sucediendo estos días me obliga a hacerlo aunque ahora me parece algo estúpido, vacío y sin sentido. Es un problema cuya solución, sólo depende en parte de mí. Ahora vendrá el tiempo para tomar resoluciones.
Pues bien, podría escribir esto con un tono sarcástico, haciendo humor para quitarle hierro, no sé... Lo haré como me sale y como lo siento, no importa el estilo ni las formas. Lo que importa es el fondo de la cuestión.
En principio y para empezar, decir que me mandaron ir a las 11:00 am y no me atendieron hasta pasadas las dos, cuando les había comentado si no sería mejor que fuese a última hora para no interrumpir la agenda diaria. De todas formas me había ido preparado con la prensa del día previniendo esta posibilidad de retraso.
Por fin llegó mi turno. En resumen y como era de esperar, aunque también respecto a esto tuviese algunas dudas, las menos, mis defensas están altísimas y la carga viral negativa. Esto no es novedad. Era el dato que menos me importaba de todos cuantos me pudiesen haber hablado hoy y los únicos en los que suele centrarse la consulta. Después de tantos años, no necesito mucho del informe escrito de resultados para saber por dónde podrán ir éstos.
Antes de abrir la carpeta de mi historia, en las preguntas de cortesía usuales ya dejé claro que esta no iba a ser una cita complaciente en la cual, con educación y esperando una actitud comprensiva por parte de S, yo expusiese calmadamente cualquier incidencia o novedad arriesgándome a ser nuevamente ignorado. Decidí hacerlo sin adornos:
- ¿Qué tal, tanto tiempo sin vernos, no?, ¿qué pasó la última vez? Preguntó S a modo de introducción.
- Pues nada, que me fue imposible encontrar la cita. No podía recordar si la tenía en mano o habían quedado en enviármela por correo. La busqué en toda la casa, en cualquier lugar y no la encontré…
-
¿Pero no la tenías?
- Si, encima de la mesa del ordenador. Nunca llegué a verla. Ya te he comentado de las lagunas mentales que tengo a veces y simplemente se han ido agudizando, me ocurre tan a menudo y con cualquier cosa que ha llegado a un punto que intento que no me importe, simplemente.
- Bien, y ¿por lo demás qué, bien no?... Efectivamente, a ella tampoco pareció importarle.
- No, la verdad. Desde el infarto me siento muy cansado y el dolor en las piernas es tan insoportable a veces que prácticamente no salgo de casa.
- ¿Estás tomando la medicación para el corazón, no…?, ¿cómo... te duelen las piernas?
- Si, S. desde hace muchos años ya… ¿te acuerdas que hicimos un…
- Ah, si…Habíamos hecho un electromiograma, no?
- Si
- ¿Y qué te había dado, nada no?
- No lo sé realmente, creo que no habrá dado nada, nunca comentamos los resultados….
- Uhm bueno, pues a lo mejor es que tienes una artrosis de cadera, habría que hacer una placa…
- Pues si, no lo sé pero si creo que habría que hacer alguna prueba…Ah por cierto, ¿qué tal la ecografía del año pasado…?

- Pues mira, vamos a hacer un cambio de terapia, ¿si? Continuó sin que al parecer hubiese oído mi pregunta. Mucho mejor más simple
- Podría ser…
- Pues qué te parece si eliminamos el Sustiva y el Viread por Truvada, es una sola pastilla al día. Es que el Sustiva parece que puede producir depresión…
- Vale, ¿lo demás todo igual? Aunque S, yo no sé, no creo que esté deprimido. Lo que me deprime no es un problema vuestro, es el sistema en sí: Todo lo que yo tengo está interrelacionado, vosotros no: Mi médico de cabecera contradice al cardiólogo, él a ti y tú a ambos. Vosotros no estáis interrelacionados en vuestras opiniones, eso si me deprime.
Como respuesta bajó la mirada y permaneció en silencio. Seguidamente empezó a cubrir las órdenes de cambio de terapia para el Departamento de Farmacia, los impresos para las próximas analíticas y la solicitud para la radiografía de cadera.
- ¿Sole y la ecografía del año pasado...? Pregunté de nuevo aprovechando el silencio por si no me había oído la primera vez.
- Mira, te pongo la próxima revisión más prontito, para dentro de tres meses, para controlar cómo funciona la nueva terapia ¿vale? Nuevamente dejó mi pregunta en el aire, sin respuesta. Decidí no insistir.
Salí de allí en cuanto se cumplimentaron todos los trámites. No me importaba oir nada más de lo que me pudiesen decir. Por fin habían reconocido mi dolor en las piernas después de tantos años y sin embargo esto no me producía una sensación de alivio. Me sentía vacío. Esteban llamó para preguntar qué tal había ido la cita. No tenía demasiadas ganas de hablar y además yo iba conduciendo y él estaba en el trabajo, así que me excusé para hablar en otro momento con más calma y decidí buscar algún sitio donde comer por el centro. No tenía mucho apetito pero era la hora de comer y me servíría para hacer tiempo en regresar a casa.
Al llegar, vengo a esta pantalla, abro el blog de Héctor y puedo por fin compartir ese llanto, reprimido y en silencio, con él. Llanto de rabia e impotencia. A pesar de la distancia y la soledad en que ambos lloramos esas lágrimas, más allá de los motivos, lo entiendo y lo siento muy cerca de mí.
Gracias Héctor por ayudarme a liberar esas lágrimas



lunes, 7 de abril de 2008

Pasillos de Hospital


Hoy nada más despertarme llamé por teléfono al hospital para comentar lo sucedido con la cita. Tras casi dos horas de intentos fallidos por comunicarme con la unidad de vih, por fin una voz respondió al otro lado: ¿si? No me resultó conocida así que pregunté por F. Me respondió que estaba ocupada, me presenté e intenté explicarle que por error, F había arrancado mi hoja de citas dejando otra con la fecha equivocada por lo que no había podido ir. Esto requirió varias interrupciones de la dichosa voz que desentendiéndose y queriendo zanjar el asunto por lo sano no cesaba de repetir que llamase en otro momento. Por fin acordamos que transmitiría el mensaje pero algo en su tono me dejó pensando que lo mejor sería acercarse por allí.
Al llegar había bastante gente en la sala de espera por lo que decidí esperar un momento a que saliese alguien. Cuando se abrió la puerta y crucé la mirada con F, con gesto de angustia y desgana me dijo desde donde estaba:
- “Faltaste a la cita ¿qué quieres que haga yo ahora?” así, en seco. O bien no le habían transmitido el mensaje o lo habían hecho mal.
- No F, falté porque el día de los análisis tú arrancaste por error la hoja de mi cita y dejaste la de los análisis que eran el día 7 efectivamente, pero del mes anterior y no me di cuenta hasta hoy.
- Bueno, pues sube a la novena a hablar con S a ver qué se puede hacer pero ufff, no sé, está toda la agenda tan llena queéé… Todo en su expresión corporal pretendía decir que a pesar de ser una persona súper eficiente, estaba absolutamente sobrepasada con la situación y no soportaba más los errores de los demás
- ¿qué quieres decir, que vamos a posponer nuevamente la consulta para dentro de seis meses? Hace un año que no paso revisión médica… Mi expresión a duras penas se mostraba amable todavía después de oír aquello.
- Bueno, no sé, sube a la novena a ver qué te dice S… Y nuevamente cerró la puerta tras dejar pasar un nuevo paciente a consulta.
Al llegar a la novena planta me encontré con aquello tan cambiado que tuve que preguntar donde estaban los despachos de los médicos.
­“Ahí, al lado de la puerta de secretaría” me contestó un celador y señaló hacia un nuevo pasillo aéreo, todo acristalado que comunicaba con el nuevo ala del edificio donde señalaba en grandes letras: MEDICINA INTERNA E. Este ala del edificio de arquitectura seudo futurista, fue inaugurada hace algo más de un año creo, pero aún no ha entrado en funcionamiento debido a falta de dotación de mobiliarios camas y demás zarandajas técnicas. Eso si, la apariencia externa transmite una imagen impecable, todo sea dicho.
Caramba, pensé mientras caminaba hacia la puerta que me habían indicado. Cuando empezó la epidemia de sida en la ciudad, la unidad de medicina interna se había dividido en dos: A y B debido a tensiones entre los facultativos que no querían verse implicados en lo más mínimo con esta nueva dolencia… ¿Tan mal estarán las cosas que ya van por la E o es que nos hemos especializado tanto..?.
Llamé a la puerta que tenía pegado un cartel con grandes letras: “EL SIDA NO DISCRIMINA, NO LO HAGAS TÚ”. Nuevamente pensé: ¿es un recordatorio dirigido a quién?, pues ese es el pasillo exclusivo para médicos… ¿será que a estas alturas necesitan recordárselo continuamente?
Sentada a una mesa estaba S, revisando algo, al verme me preguntó por qué había faltado nuevamente a la cita. Le expliqué lo ocurrido y sin consultar agenda alguna escribió en mi tarjeta de citas la fecha de mañana mientras me decía que avisase a F para que solicitase mi historia clínica con urgencia.
Vamos a ver…O bien la agenda no estaba tan llena como me había dado a entender F con su gesto o S, irresponsablemente, estaba concertando mi cita en detrimento del tiempo disponible para otros enfermos, sin consultar otra posibilidad cercana en el tiempo que fuese más adecuada para todos. Algo no concordaba. ¿Será acaso que algún resultado anómalo requería tal urgencia? No, pensé, en todo caso ya hubiese sido avisado por teléfono…
Bajé nuevamente a la segunda planta y esperé otro momento en que pudiese ser atendido.
- ¿Qué, hablaste con S? Me preguntó en algún momento, mientras no hacía nada y por fin me vió nuevamente esperando.
- Si, me puso cita para mañana y que por favor, pidieses mi historia con urgencia. Contesté
- ¿Para mañana?... ufff, tiene doce personas, a ver… Mientras solicitaba mi historia en el ordenador, sonó el teléfono:
- ¿Si...?... si, si…. No, bueno vamos a ver, ella me preguntó por el resultado de la prueba de embarazo, si…Yo le dije que era positivo pero no, ya.., es negativo…. Bueno, mira, llama más tarde porque no puedo hacer dos cosas a la vez…Y colgó el teléfono.
Yo pensé, ¡caramba hay una ligera diferencia como para tomárselo tan a la ligera…”
Otra enfermera que había llegado a la pequeña sala donde estábamos, comentó:
- Recuerda, que no eres súper woman…
- No, se parece bastante, pero sólo es pretty woman, jeje. Añadí yo, intentando no tanto ser simpático y agradable sino porque sé perfectamente que este tipo de adulación es lo único que consigue ponerla en funcionamiento.
Efectivamente, la actitud cambió radicalmente, de pronto una sonrisa iluminó su cara. Cubrió dos o tres campos en la pantalla del ordenador quedando así solicitada mi historia y con una expresión completamente diferente, muy ufana ella de si misma y su buen hacer, se giró en la silla y me dijo: “Ya está, uhm, me encanta mi trabajo”
Di, las gracias, dije dos o tres tonterías de cortesía y salí hacia el control de citas para dejarla registrada.
De ahí bajé a la primera planta a buscar los medicamentos en Farmacia. Tuve que esperar escasos cinco minutos y pasé, no había nadie en la sala de espera esta vez, menos mal.
Con una amplia sonrisa me recibió el farmacéutico de turno, nos dimos los buenos días y mientras me sentaba le expliqué que por una confusión había faltado a mi cita la semana anterior. Con la misma sonrisa me dijo que no había problema, rellenó el formulario, buscó los distintos medicamentos en los estantes y me los ofreció diciendo: “oye, si otra vez tienes algún problema, puedes llamarnos y cambiamos la cita para otro momento en que te venga mejor eh?”. Lo hizo sin necesidad de afirmar que le encantaba su trabajo, simplemente se podía ver en la amplia sonrisa de satisfacción que mostraba.
Mientras hacía todos estos trámites, caminando por interminables pasillos de hospital, subiendo y bajando, buscando despachos tras las puertas de los cuales te encuentras con gentes para las que muchas de ellas no eres más que algo que a duras penas son capaces de percibir en sus cuadriculadas mentes de funcionarios grises. En ningún sentido, ni en el plano profesional ni en el humano, recordé el sueño que tuve recientemente, del que hablé en
tiempos de silencio.
Cuando salí de allí, brillaba el sol, los jardines resplandecían con sus colores de primavera reflejándose en las amplias fachadas acristaladas, nada hacía sospechar las miserias que se esconden detrás de ellas. Creo que ahora encuentro la relación entre lo vivido hoy y el sueño, y mañana más, no sé si mejor, pero seguro que más...

Upps! Revisando los papeles que tendría que llevar a mi cita con el médico para discutir los resultados de las últimas muestras que me tomaron hace un mes, me doy cuenta que la enfermera, en mi última visita para la toma de muestras, arrancó por error la hoja de cita con el médico en vez de la de los análisis. Así que la cita de resultados era en realidad la semana pasada y no mañana por la mañana.
Por segunda vez consecutiva hay una confusión de algún tipo con las citas. Esto jamás me había pasado en los catorce años que llevo yendo a esa consulta y no deja de ser algo que me preocupa.
Me preocupa también, mi cada vez mayor rechazo por esas citas inútiles que se limitan simplemente a informarme de mi recuento de CD4s y carga viral, ignorando cualquier otro síntoma que manifiestes. Rechazo que me produce la actitud de desidia y desinterés que sin reparos muestran ante tus quejas y dolencias, como si efectivamente no les importase en lo más mínimo, ignorándolas como si te las estuvieses inventando y negando de raíz que sea posible que te sientas así o alegando multiplicidad de posibles causas, sin mover sus pesados culos para firmar una orden para alguna prueba diagnóstica pertinente porque están limitados por hipócritas y economicistas protocolos y cuando sabes positivamente que no eres el único que pasa por allí exponiéndoles sino iguales, muy parecidos síntomas, te dicen sin el menor reparo que no tienen ni idea de lo que les estás hablando…
Me preocupa también el verme sin embargo “atado” a estas citas, a no poderme liberar de estas fuentes y poder beber de otras que calmen esa sed que tengo de aclarar dudas. No me preocupa tanto la verdad sino la incertidumbre como le he dicho en repetidas ocasiones a Sole, mi doctora, pero ella permanece impasible y se ciñe a la imposibilidad de buscar las causas y conocer la verdad, a la negación de las evidencias…
Perdón, pero necesitaba liberarme de todo esto para que así mañana, mejor dicho hoy, vaya con mi mejor sonrisa, cuidándome mucho de ser respetuoso y esperando reciprocidad en el trato para ser atendido, fingiendo que acepto que "hacen todo lo posible" y sin que me pesen las decepciones acumuladas.

jueves, 3 de abril de 2008

Chicos: Me he follao una estrella del cine!!


Leía hace poco un post donde se enumeraban una serie de musts que todo gay debía cumplir al menos una vez en su vida. Recuerdo alguno como el de echar un polvo con alguien de raza negra y otro, con un famoso. Quizás recuerde estos dos porque todavía están en la bandeja de “pendientes” en mi currículo.
Pues bien, Mark King debió haberse sentido realizado aquella noche mientras cenaba con su pareja en un restaurante gay de Los Angeles y se acercó, sonriente a su mesa todo un astro de la pantalla para invitarles a una copa. Tenía apenas 21 años, era un chico de provincias y llevaba relativamente poco tiempo en la ciudad así que todo aquello le parecía un sueño y temía despertarse en cualquier momento, pero no, aquello era real. La sesión terminaba poco después en el apartamento de la pareja con una memorable sesión de sexo a tres.
Luego vendría lo mejor: contarlo a los amigos que incrédulos envidiarían la suerte de este par de jovenzuelos justo el día que celebraban su tercer aniversario.
Años después, mientras veía las noticias en televisión también tuvo la sensación de estar soñando, pero esta vez más que un sueño le parecía una pesadilla. En las imágenes aparecía aquel astro del cine con quien había compartido una noche gloriosa. Aparecía ahora extrañamente envejecido y se hablaba de la extraña enfermedad que sufría. Si, se trataba de Rock Hudson y ahora Mark, activista en la lucha contra el vih, nos cuenta su historia en un libro “A place like this”



Puede que simplemente sea una historia para hacer caja, puede que alguno la considere una veta ya muy gastada para la literatura gay o simplemente una historia que aburre un poco. Sin embargo tomando en cuenta como se dibujan los gráficos de nuevos contagios quizás no sea demasiado repetitivo el cuento. Podéis echarle un vistazo al capítulo donde relata este encuentro aquí.