sábado, 9 de agosto de 2008

La vuelta a casa




Ahora, intentando volver a la rutina despues de las vacaciones y adaptándome a esta situación que se repite de nuevo, recuerdo un post donde respondía a algunas preguntas, era un meme, una cadena de esas que inundan la bandeja de entrada.
Una pregunta decía que cuál era el lugar más lejano de mi casa donde había estado. Respondía que mi casa era yo y siempre intentaba estar cerca de ella, de lo demás decía sentirme a veces infinitamente lejos.
Hoy me siento así, lejos muy lejos de algunas cosas que ya van perteneciendo al pasado, el tiempo inexorable se encarga de ello.
Desde ese sitio las imágenes se ven borrosas, no se logra reconocer rostros que alguna vez fueron conocidos, ahora de pronto en esa distancia resultan extraños. Cuando hablan esos rostros, oyes palabras pero no logras descifrar el mensaje y continúas sin reconocer ese rostro que parece hablarte a ti.
Desde ese sitio donde me encuentro, esa especie de páramo eterno, mi finisterrae particular, mi casa, vuelvo a sentirme cerca de mí. Cerca de ese eterno luchador, papel que el destino me ha designado, aquel que no se deja vencer, aquel que estará dispuesto a morir como los árboles, de pie, buscando rendir honor a una tradición familiar...
Siempre...

lunes, 4 de agosto de 2008

Regreso de vacaciones


¿Qué hacer…?

Esa es mi pregunta...No sólo me siento con el alma herida, me siento completamente roto. Di todo lo que sé y pude en esta relación donde creí encontrar, nuevamente, la verdad. En esa entrega yo mismo tuve que quitar el disfraz a quien decía amarme, al que me decía incesantemente: "tú eres lo que siempre estuve buscando y aquí me quiero quedar...fuera de ti no hay más mundo para mi"
Ahora sé que no era verdad, fuera de mi era donde estaba su verdadero mundo, lo único que pretendía con mi respuesta era la constatación de que nadie descubría ese disfraz, necesitaba saber que era aceptado y deseado, no por mi, por nadie en particular sino por todos y cualquiera, más allá de su propia dignidad el objetivo era el momento de placer que le producía aquello, no importaba nadie, en ese mundo sólo estaba él, el único protagonista, todos los demás no fuimos nunca más que extras a su servicio.
Tras ese disfraz veo ahora un monstruo, un ser que me ha utilizado para su satisfacción, a conciencia, sin escrúpulos, midiendo cada mentira. Un ser que no conoce límites, que se arroja sólo a la hoguera en busca de ese su placer y su tortura, y que nada ni nadie ha podido controlar nunca. Ese monstruo ha crecido, ha sido bien alimentado y cuidado y ahora yo, roto y harto de decepciones pretendo convertirme en el héroe que rescata a su amor depués de luchar contra el monstruo. ¿Soy acaso tan vanidoso que me creo yo ahora su salvador?... ¿qué hacer?... Otra vez regreso a ese finisterrae al que me llevó la noticia de saberme vih positivo y al que siempre me lleva nuevamente el destino, en esa ruta inexorable hacia ninguna parte, un recorrido circular que empieza y termina en la misma estación....

martes, 24 de junio de 2008

Esteban me contaba una vez que el dependiente de un video club cercano a su casa, al que solía acudir con bastante frecuencia, le atendía haciendo invariablemente el mismo comentario sobre cualquier cinta que acabase de alquilar: “Esta película está muy bien, tiene un poquito de acción, un poquito de suspense, un poquito de…”. Pues bien, como en esa cinta que es la vida, en este post para resarcirme del largo silencio, intentaré que haya también un poquito de todo...
Ha pasado algo más de un mes desde la última vez que escribí algo en estas páginas. Este silencio empezaba a preocuparme dada mi inconstancia y la desidia por la que suelo dejarme llevar, amén de otras circunstancias más cotidianas; hicieron que la duda sobre la continuidad de este espacio haya asomado en más de un momento.
No sería la primera vez que ocurriese esto. Todavía guardo algunas libretas que utilicé como diarios en distintos momentos, ninguna de ellas llegó más allá de unas cuantas páginas
escritas, más o menos dependiendo de la etapa que atravesase. Todas quedaron interrumpidas sin aviso alguno, capítulos inconclusos de una historia jamás contada. Sin embargo esta vez es diferente, me resisto a dejar esto en el aire. Supongo que el hecho de saber que puede haber alguien a quien satisfaga esta lectura o pueda resultarle interesante o útil en alguna forma, me hace sentir esa obligación a continuar.
Ha sido demasiado tiempo para poder hacerlo ahora de una forma ordenada, así que no lo haré siguiendo la secuencia correcta y seguramente, a pesar del intento por que esto tenga "un poquito de todo" como en las pelis de aquel tendero, muchas cosas se queden fuera.
Hubo citas y visitas al médico, distintas y variadas, esto es un must en mi vida. En resumen: no tendré que seguir haciendo seguimiento en cardiología pues al parecer he pasado el período crítico tras la implantación de stents. Ahora haré el seguimiento a través de mi médico de cabecera. Por una parte esto me supone la comodidad de ahorrarme los traslados hasta ese centro que me resultaba incómodo en muchos sentidos y las analíticas pertinentes para cada visita a pesar que los análisis para mi médico del vih incluían los parámetros que necesitase el cardiólogo y que los resultados están disponibles on line para cualquier facultativo. Ahora pues, tendré que lidiar con Francisco, pero como dice el refrán…”más vale malo conocido...” ¡Pobre!, le tengo gran aprecio pero eso no es impedimento para que a veces logre sacarme de quicio.
Lo único que queda pendiente es la cita con Sole, habían quedado en mandarme la cita por correo y a una semana de las vacaciones no tengo idea en que momento puedan llamarme para los próximos análisis. Espero que puedan avisarme por teléfono...
Almudena estuvo de visita un fin de semana largo, aprovechando que tenía asuntos pendientes con el traslado de su expediente académico. Después de intercambiar unos cuantos comentarios y alguna conversación, el paso lógico supongo que era éste, conocernos personalmente. Nunca me había planteado la posibilidad de que ocurriese esto con un lector del blog y debo decir que en principio hasta dudaba de los resultados de este encuentro, no por nada que tuviese que ver objetivamente con Dena o las conversaciones que pudiésemos haber tenido, al contrario. Era el hecho de encontrarte con un “desconocido” que por otra parte ha entrado a tu vida por una especie de puerta lateral, menos aparente, más íntima pero también muy amplia en cuanto a lo que deja saber del interior. Sólo eso, y la etapa de fobia social que estoy pasando, servían de justificante para la duda.
Todo fue mucho más fácil de lo que pudiese haber pensado. Nada más bajar del autobús, rápidamente pude identificar su cara, enmarcada en esos flecos de pelo que anuncian el carácter inquieto, de niña rebelde, sensible y creativa, esos ojitos soñadores, que miran con una mezcla de timidez y picardía....Tras ese shock inicial del primer encuentro, ambos supimos vencer la timidez con bastante dignidad y al menos por mi parte, en poco tiempo me sentí perfectamente cómodo en su compañía.

Paseo de Gatos Rumbo al mar

















Caaveiro

Dimos paseos de los que quedaron algunas fotos para el recuerdo, la acompañé a hacer sus trámites, hubo tiempos muertos de intercambio de silencios, de risas y de secretos y después de una tarde de lluvia y bares, despedí a una amiga a la que me une ya un gran cariño (te lo había dicho, no?) a pesar de ser, o quizás precisamente por ello, ¿cómo decirlo, una gran "puta"?. Lamento esta palabra disonante en este texto pretencioso, pero obedece a un juego estrictamente privado, valga decir que me vi obligado a ello...
Una bronquitis de carácter reservado me tuvo fuera de combate varios días tras la marcha de Almudena, luego, a consecuencia de los antibióticos que tuve que tomar, tuve una gastritis que me dejó completamente debilitado y sintiéndome una verdadera mierda. Sólo en casa y tras unos días así, los viejos fantasmas, amigos díscolos pero fieles, volvieron con su juego puñetero a hacer de las suyas. Felizmente ahora mientras escribo esto, no es ya más que un recuerdo... ¡cuánto más vago mejor!.
Estos últimos días he estado con algunos preparativos para vacaciones. Pasaremos el mes de Julio en la casa de la tía de Eva, Esteban, Marina y yo. Habíamos pensado en principio, irnos a algún camping, más que nada por Marina ya que así tendría la oportunidad de estar más en contacto con otros niños y niñas de su edad. El problema que encontramos fueron los perros, ninguno de los campings que buscamos aceptaba animales en los bungalows. Así pues, habrá que pasarse algunas tardes en la playa más "familiar" y “textil” para favorecer que Marina pueda hacerse con un grupo de amigos.
En la casa tendremos, además de la cercanía a la playa, más espacio y privacidad, hasta he pensado en comprarme una de esas piscinas de plástico para darnos un remojón al final de la tarde, mientras se prepara la barbacoa para la cena en el jardín....uhmm, planes!!!
Desde luego estas no serán en absoluto unas exóticas vacaciones en algún perdido paraíso gay, llenas de marcha y desenfreno. Pero me hace muchísima más ilusión este escape, a la vuelta de la esquina, en un lugar no por ello menos encantador y la para mi encantadora y normalizadora imagen de una pareja gay con su hija y un par de perros incluidos...¿no es acaso una bonita imagen?























lunes, 19 de mayo de 2008

La sustituta



Me había prometido olvidarme de citas de médicos pero está visto que es un planteamiento difícil. Hoy tenía que ir a solicitar fecha para las analíticas que tendré que llevar al cardiólogo en mi próxima revisión y sucedió algo…
Llegué antes de tiempo a la consulta del médico, no había nadie esperando, cosa extraña pensé, la sala de espera suele estar repleta de gente… Quizás el buen tiempo que anuncia la llegada del verano haya cambiado el humor de algunos pacientes. No pasó nada de tiempo cuando se asomó por la puerta del consultorio contiguo, una doctora preguntando mi nombre. Le aclaré que tenía cita con Francisco, comprobó mi nombre en la agenda del día y me dijo que ella me atendería ya que Francisco no estaba.
Nada más sentarme, mientras le comentaba que quería el impreso para solicitar una analítica, ella abría la carpeta con mi historia y se encontró con los resultados del electrocardiograma que me había hecho en Abril. Levantó la vista y me dijo: “¿Qué, muy bien no?”, con una sonrisa amplia y franca, suponiendo ya que tenía algún problema cardíaco.
Contesté que si, que no había queja (no tenía sentido que me extendiese en detalles). No lograba entender lo que estaba pidiéndole pues supuestamente la hoja de análisis me la tendrían que haber dado en la cita del cardiólogo especificando qué pruebas necesitaban y cuáles parámetros necesitaban ser revisados. Aún así, con una sonrisa de resignación dijo:” Bueeeno, no importa, para eso estamos aquí, nosotros lo hacemos tooodo…” Me gustó el detalle porque la respuesta bien podría haber sido que me dirigiese al cardiólogo y se la solicitase a él, alegando que ella no tenía por que saber lo que éste requería.
Esto habría supuesto pedir nuevamente una cita para dirigirme a un hospital en el otro extremo de la ciudad y pedir el susodicho papel para luego volver a este centro a conformar la cita para los análisis… ¿qué complicado que no complejo, no? Así que la próxima vez les diré que por favor me entreguen la hoja ellos. Ante cualquier problema, que intuyo posible con los datos que voy acumulando sobre sus formas de trabajo, les contestaré que el médico de cabecera aceptó hacerlo esta vez, de mala manera, ya que no le corresponde hacerlo. Me apoyaré en una mentira para que cada quien haga su labor, ¡si no queda otra alternativa…! Poner una queja sólo supondría complicaciones, desgraciadamente.
Ya más interesada en mi caso, revisó papeles pasados y se encontró entonces con la última analítica de control de colesterol que me había hecho Francisco en Diciembre y nada más ver mis cifras dijo: “¡Coño, está jodida la cosa, eh?””
Nuevamente me sorprendió, agradablemente, su franqueza. Le expliqué que era vih positivo y la medicación jugaba una parte en eso, aparte de que aún fumase algo, me justifiqué diciéndole que había reducido el consumo, y no hiciese ejercicio por las molestias de cadera.
Se rió con franqueza, con gestos amplios, rotunda, y dijo echándose hacia atrás en su silla: “Vaya, que estás sembrado, un caso bonito…”
“Si, contesté, “un caso interesante” riendo con ella pues me gustó su reacción. No había habido ningún gesto extraño por lo del vih y además no hacía juicios sino que con franqueza admitía que era un caso complejo y por lo tanto interesante para un profesional.
Seguidamente añadió: “Si bueno, todito para Francisco” y continuó riendo.
Entonces la máquina empezó a funcionar analizando aquellas palabras. Efectivamente le parecía un caso interesante desde el punto de vista profesional, pero seguramente, consciente de las limitaciones que tendría para poder estudiarlo, prefería cederlo a un colega. Dadas las circunstancias, el caso pasaba de ser interesante a un posible quebradero de cabeza, así que lo mejor ante algo así, es dejarlo pasar por alto y continuar alegremente haciendo labores administrativas como rellenar solicitudes de análisis.
Es triste ya no para el paciente, para quien la cosa es algo más que eso. Sino para el propio profesional que prefiere una vida monótona y gris, desperdiciando su posible talento en solucionar problemas más acordes con un auxiliar de clínica y haciéndolo con aparente alegría.
Es desarrollar tu vida con un criterio de “subsistencia”, aprendido durante generaciones en esta tierra difícil, acostumbradas a enfrentarse a la adversidad con muy escasos medios, ese aprendizaje aconseja no luchar, sino resignarse e intentar ser felices

jueves, 15 de mayo de 2008

La vida va...


“La vida es aquello que te va sucediendo mientras tú te empeñas en hacer otros planes”
John Lennon



Tras la tormentosa visita de mi hermano me he vuelto al nido de amor en el Campo de Estrellas para estar con E y huir así de los recuerdos más recientes.
Si, durante estos días que estuve alejado de estas páginas recibí una visita de L. Desde el primer momento que llamó para decirme que vendría, intuí que había algo oculto, algo no dicho que amenazaba problemas. Intenté no hacerme caso y decirme que no tenía porque ser así si me mantenía alerta a sus imprevisibles cambios de humor, intentando reconducir las situaciones con palabras adecuadas no tenía por qué haber problema alguno… ¿soy un incrédulo o simplemente estúpido?.
La estancia estaba prevista para veinte días pero abortó inesperadamente y sin explicaciones a las dos semanas. Nuestra relación queda ahora, nuevamente, en suspense y sin ninguna intención por mi parte de volver a reanudarla a menos que por su parte haya las disculpas pertinentes. Estoy harto y cansado de tanta falta de respeto, de insultos y reproches de alguien en quien ya no reconozco al hermano que alguna vez creí tener. No es más que una persona destrozada por la culpa, la frustración y el resentimiento por el fracaso de su propia vida. Algo de lo que en todo caso, sino ha sido él el único responsable, si ha debido jugar una parte más importante que yo desde luego, que he tenido muy poco que ver sino nada en absoluto.
No voy a recordar aquí ahora algo que quiero olvidar, no voy a permitir que me afecte más allá de todo lo que este absurdo episodio pueda merecer y me ha afectado ya, así que: ¡carpetazo y a otra cosa!

El regreso a los mimos y la compañía de E me ha puesto las pilas de nuevo. Me reactivé haciendo limpiezas y arreglando pequeños problemas domésticos que sirvieron para desviar la atención de esos desagradables recuerdos. También por supuesto y no por último menos importante sino que casi todo lo contrario, unas buenas sesiones de amor y sexo revolviendo sábanas sirvieron para relajar tensiones entre pícaros juegos, risas y apretujones. Todos estos cuidados me han desbloqueado, he aligerado pesos y tensiones e intento ahora llenarme de nuevas ilusiones, marcarme nuevas metas y reanudar mi vida para continuar bregando en este mar de lágrimas que diría mi abuela María con ese sentido fatalista de la vida que tenía la pobre, y no sin razones, dada la dureza de su vida.
Ahora solo quiero olvidar los recuerdos de esa inoportuna visita, de mis citas y problemas médicos y disfrutar con E nuestro tiempo juntos. Me ilusiona la próxima visita de Denita, conocernos personalmente y acompañarla en su viaje a estas tierras y estos mares que traerán recuerdos gratos para ella, que compartiremos, y risas frescas para ambos. Planear las vacaciones de verano con E y M en cualquier lugar que tengamos una tranquila playa cerca y un chiringuito donde calmar el hambre y la sed, sin mayor preocupación que disfrutar del momento con mis seres queridos y refrescarme en el mar cuando el calor apriete…

lunes, 21 de abril de 2008

Sobre las parejas serodiscordantes


Hola Saúl,
Me parece muy interesante el post que has escrito sobre las parejas serodiscordantes. Es una realidad para muchas personas y un tema que se desconoce bastante y sobre todo, resulta muy alentador saber que hay personas que tienen las ideas bastante claras no sólo con respecto a la enfermedad en sí. Sólo me atrevo a hacerte una corrección, VIH no vendría a ser propiamente un eufemismo para SIDA, ambas siglas definen conceptos diferentes: Virus de Inmuno-deficiencia Humana y Síndrome de Inmuno-Deficiencia Adquirida (referido al síndrome de afecciones que definen el desarrollo de la enfermedad bajo determinados criterios clínicos). Yo soy seropositivo desde hace 14 años (caminito de 15) y actualmente llevo, felizmente, en pareja (serodiscordante) tres años. Previamente también tuve otra pareja seronegativa durante 8 años. Ambos supieron mi condición antes de tener ningún tipo de relación, afectiva o sexual, y ambos decidieron libremente que les valía la pena mantener una relación conmigo a pesar de mi enfermedad. No soy, ni demasiado rico, ni demasiado guapo, ni demasiado joven, por lo que intuyo (es más que una intuición, pero resultaría de mal gusto decirlo de otra forma, jeje) que debo poseer otros valores que estas personas habrán visto en mi, otros que se apartan de éstos más demandados en nuestro colectivo, pero ciertamente más efímeros cualquiera de ellos como para sostener a largo plazo una relación que pretenda un mínimo compromiso y madurez. Por cierto, la ruptura con mi anterior pareja no tuvo nada que ver con el vih, ni tampoco porque yo hubiese llegado a mi “fecha de caducidad”, vaya, que no me morí, o en otras palabras: la rutina puede ser más letal que cualquier enfermedad, y mantengo todavía una relación de amistad con él.
En ese sentido me siento en propiedad para hablar sobre algunos de los temas que han suscitado los comentarios dejados en tu blog y que dejan patente como muy bien dices que todavía y por desgracia, las personas que vivimos con esta enfermedad debemos protegernos de la sociedad (esto incluye a muchos homosexuales por supuesto), que a pesar de considerase adultos de pleno derecho, parecen olvidar algunos de sus deberes y actúan irresponsablemente sin preocuparse en obtener información con seriedad, basando sus opiniones en simples rumores y leyendas urbanas. Obviamente como bien dices, todavía la palabra SIDA suscita mucho pánico. La ignorancia sobre ella es, sin duda, la más letal de las dos.
Esto no pretende ser una confrontación pero si, un intento por suscitar algunas reflexiones y traer, en el mejor de los casos, algo de luz sobre el tema ya que visto lo visto en esos comentarios, parece que todavía el tema del sida sigue siendo algo bastante desconocido.

1. Sebastián, me gustó mucho tu comentario pero hablas de limitaciones, supongo que te refieres al condón y yo me preguntó:
¿Acaso ese límite no debería existir igualmente en una pareja de "seronegativos" que mantengan una relación sexualmente abierta o sean infieles o para cualquier adulto responsable, sexualmente activo sin una relación estable, seropositivo o no?
El condón no sólo es barrera para el VIH sino también para muchas otras ETS como la gonorrea, sífilis, clamidias, verrugas genitales, hepatitis, etc. por mencionar unas cuantas. Teniendo en cuenta las cifras de nuevos contagios de muchas de estas enfermedades en los colectivos homosexuales de todo el mundo cabría pensar que hay gente que actúa confiada en el desconocimiento de los verdaderos límites ¿no te parece?

2. Uriel, dices que tener una pareja seropositiva implica un riesgo.
¿No es la vida en si misma un riesgo? Lo importante no es eso, lo importante es como gestiones los riesgos que has de tomar en la vida, en cualquier campo. Montarse en un coche supone un riesgo, el como lo conduzcas es tu responsabilidad, si te matas por imprudente la culpa desde luego no la tuvo el coche…

3. Utilísimo José, me vas a perdonar pero, intentar hacer luz en tu ignorancia sobre el tema resultaría demasiado extenso aunque seguramente ayudaría a solucionar al menos parte de los prejuicios que pareces tener. Baja al mundo, infórmate que es tu responsabilidad y sólo una cosa: existen los seropositivos, los seronegativos y los sero-no-lo-sé. Estos últimos son por mucho, los más peligrosos, no lo dudes. Y recuerda, sólo los que se muestran tan seguros sobre bases tan débiles como las que demuestras tener, son los que por esa falsa ilusión caen antes de esos falsos pedestales que se han construído a toda prisa, sin supervisar a conciencia los materiales con los que se han construído.
4. Johana, dices que "un seropositivo, por más que lleve una vida normal, su interior está sujeto a una serie de conflictos que afectan a su autoestima"
¿No existen conflictos para cualquier homosexual seronegativo que es rechazado por su familia, laboral y/o socialmente por el simple hecho de ser homosexual? Por desgracia esto es una realidad en muchos países del mundo y también son factores que generan conflicto y que influyen más o menos, dependiendo de la propia personalidad del individuo sobre su autoestima. Nadie está libre de conflictos, independientemente de su estado de salud, condición socio-económica, afectiva, por cuestiones de raza o religión o por su orientación sexual. La clave está en cómo resuelvas esos conflictos para que éstos te ayuden a crecer o hagan de ti un desgraciado, el Sida, ni por suerte ni por desgracia, no es prerrogativa única de fracasos vitales.

5. Por último, felicito a Francisco, porque siendo el único comentarista que se dice ignorante demuestra con hechos y realidades que ha sabido superar muchos de estos prejuicios y seguro, muchos más. Mis mejores deseos en tu relación y ya sabes…todavía por desgracia hay muchas barreras que tirar abajo para que esta realidad sea, no ya comprendida, sino simplemente tolerada por muchos…

viernes, 18 de abril de 2008

Salto a lo desconocido



En la portada de Febrero de la revista America´s Aids Magacine (aumag.org), aparece
Greg Louganis, quien en 1988 se convirtió en el primer ganador de dos medallas de oro en dos olimpiadas consecutivas además de ser seis veces campeón mundial en la modalidad de salto. Hoy en día se encuentra apartado de la competición, esto no significa que haya estado inactivo durante estos años. En la entrevista que concede a esta revista habla de su vida comprometida en la lucha contra el Sida a lo largo de estos años y su contribución en distintos actos y programas donde ofrece su experiencia y su imagen tanto para la ayuda de otros afectados por la enfermedad así como también para desmitificar la imagen que se suele tener de ella y ayudar a superar esa otra lacra que se ha venido a llamar “sida social”.
Resulta increible pensar que este hombre de 48 años y que lleva casi veinte conviviendo con el virus del vih tenga tan buen aspecto. Lo sabe y dice que no quiere que la gente se lleve a engaño. Nos habla de cómo sobrelleva los terribles efectos secundarios de los inhibidores de la proteasa, el fallo sistemático de todas las terapias al cabo de un determinado período de tiempo. Con esto quiere alertar a las generaciones más jóvenes que no han vivido la debacle de los años 80, dejar constancia de que, efectivamente se puede vivir con esta enfemedad más no por esto considera que se le pueda llamar “manejable” (y lo dice él...!!!). Que hay otras verdades menos conocidas y más cotidianas en la realidad del sida que siguen suponiendo un alto costo a los comportamientos irresponsables.
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jueves, 17 de abril de 2008


Recibo en el correo una de estas cadenas que, más a menudo de lo que me gustaría, no dejan de llegar a mi bandeja de entrada. Conmigo se encuentran abocadas al abismo pues no les doy continuidad. Ésta en particular la recibo de una ex pareja, es una especie de meme cuestionario y según indica, hay que borrar las respuestas escritas por quien te ha enviado y reenviarlo a todos tus contactos, incluida la persona de quien lo has recibido. Esta última condición me parece completamente innecesaria ya que después de siete años de relación pocos datos creo yo que hayan quedado por conocer, y sino, mejor pensar que haya sido así. En todo caso yo no me he llevado ninguna sorpresa con las respuestas ni creo que él se llevase ninguna con las mías.

Así que en vez de renviársela, haciendo una excepción y ejercicio de mi libertad y con todo el respeto a quien pueda leer esto, me permito replicarla aquí, cual vulgar virus ya que más o menos de eso va este espacio, y con mis respuestas por supuesto:


1. Nombre completo
José Francisco
2. ¿Por qué te pusieron ese nombre?
Por mis abuelos
3. ¿Le pides deseos a las estrellas?
Nunca
4. ¿La última vez que lloraste?
Hoy
5. ¿Pan con qué?
Solo, con nueces, queso, membrillo...
6. ¿Te gustan los animales?
7. ¿Cuántos hijos tienes?
Ninguno
8. ¿Colaboras con alguna ONG?
Lo he hecho, actualmente no
9. ¿Si fueras otra persona serías tu amigo?
Si
10. ¿Tienes un diario de vida?
No precisamente, escribo un blog, ni es diario ni refleja toda mi vida
11. ¿Eres sarcástico?
Puedo serlo, ocasionalmente
12. ¿Harías bungee jumping?
No, ni con bungee ni sin él
13. ¿Cuál es tu cereal preferido?
Maíz
14. ¿Te desabrochas los zapatos antes de sacarlos?
Normalmente no
15. ¿Crees que eres fuerte?
Intento serlo cada día más, dependo de ello
16. ¿Tu helado preferido?
Chocolate
17. ¿Cuánto calzas?
Pie, 41-42
18. ¿Rojo o Rosado?
Rojo.
19. ¿Qué es lo que menos te gusta de ti?
La indecisión
20. ¿A quién extrañas mucho?
Familia, amigos, lugares...
21. ¿Te gustaría que a todos aquellos que enviaste este mail te respondan?
Si lo hiciese, supongo que si
22. ¿Qué color de pantalones y zapatos tienes puesto?
Jeans azules y botas negras
23. ¿Lo último que comiste hoy?
Cereales con leche y yoghourt
24. ¿Qué estás escuchando en este momento?
El ruido del motor del PC, la respiración profunda de Molo...
25. ¿La última persona con quien hablaste por teléfono?
Mi novio
26. ¿Trago favorito?
Granizado de lima con hierbabuena, sin alcohol, no bebo
27. ¿Deporte favorito para ver por TV?
Gimnasia
28. ¿Comida favorita?
Depende, ahora me comería unos plátanos fritos
29. ¿Final triste o final feliz?
Espero que sea feliz
30. ¿Tienes mascotas?
Molo es más que una mascota
31. ¿Día Favorito del Año?
Ninguno en especial, cualquiera puede serlo
32 . ¿Besos o abrazos?
Besos, abrazos y más...
31. ¿Eres una persona alegre?
Intento serlo a pesar de las circunstancias...
35. ¿Quién crees que te responderá?
Ni idea, sería una sorpresa que alguien contestase a esto
36. ¿El que menos crees que lo hará?
No creo
37. ¿Qué esta leyendo actualmente?
Este cuestionario
38. ¿Color favorito?
El azul
39. ¿Qué viste anoche en la tele?
No recuerdo
40. ¿Rolling Stones o los beatles?
Rolling
41. ¿Dónde es lo más lejos que has estado de tu casa?
Mi casa soy yo, procuro no alejarme mucho. De todo lo demás me siento infinitamente lejos a veces..

lunes, 14 de abril de 2008



Hoy por fin he empezado con la nueva terapia, después de varios días de retraso para ir a buscarla y decidir esperar a que estuviese E en casa.
Por supuesto, como siempre que me ha tocado enfrentarme a esta situación surgen los temores a que se presenten algunos de esos efectos adversos o “daños colaterales”, utilizando un lenguaje más actual, políticamente correcto y acorde con lo que suponen estas mezclas de drogas: por una parte se desarrolla una guerra contra el virus pero también resultan dañados otros órganos, víctimas inocentes de la contienda.
Recordaba el otro día una conversación con E en la que después de colgar el teléfono había venido a mi mente la analogía entre una ruleta rusa y lo que supone empezar a tomar una nueva mezcla de terapia. Sabes que existen probabilidades de que sufras estos efectos adversos, si no los sufres entonces te verás recompensado en tu apuesta y no habrá sucedido nada, al menos por el momento pues estas balas descubren su potencial poder destructivo con el tiempo, indefectiblemente, de una forma u otra. Y en cada giro de cargador, con cada nueva apuesta sabes también que las probabilidades de éxito se agotan. Es el precio que hay que pagar…
Pero también consta que pueden darse algunos “raros” efectos que en ocasiones, como recuerdo con una de esas terapias donde el prospecto decía: “Atención: la primera dosis puede ser letal”…
Lo cierto es que tomar la decisión de empezar a tomarla es de alguna forma también liberador, superas ese enfrentamiento con tus propios miedos, a medida que ves que no ha pasado nada extraño y la vida continúa con normalidad después de la toma, esperando que las cosas continúen sin mayores alteraciones…

viernes, 11 de abril de 2008

Del sida y los pajaritos...

Ya se sabe lo que dice el dicho: "Lo que por sabido se calla, por callado se olvida". Aquí tenéis un vídeo de una campaña de la Fundación Antisida de España, algo antiguo ya, pero igualmente vigente el mensaje

martes, 8 de abril de 2008

Por fin, la cita...

Bien, por fin he tenido mi cita con S después de un largo año. Supongo que este escrito deba tener un final. Tanta alharaca por lo que venía sucediendo estos días me obliga a hacerlo aunque ahora me parece algo estúpido, vacío y sin sentido. Es un problema cuya solución, sólo depende en parte de mí. Ahora vendrá el tiempo para tomar resoluciones.
Pues bien, podría escribir esto con un tono sarcástico, haciendo humor para quitarle hierro, no sé... Lo haré como me sale y como lo siento, no importa el estilo ni las formas. Lo que importa es el fondo de la cuestión.
En principio y para empezar, decir que me mandaron ir a las 11:00 am y no me atendieron hasta pasadas las dos, cuando les había comentado si no sería mejor que fuese a última hora para no interrumpir la agenda diaria. De todas formas me había ido preparado con la prensa del día previniendo esta posibilidad de retraso.
Por fin llegó mi turno. En resumen y como era de esperar, aunque también respecto a esto tuviese algunas dudas, las menos, mis defensas están altísimas y la carga viral negativa. Esto no es novedad. Era el dato que menos me importaba de todos cuantos me pudiesen haber hablado hoy y los únicos en los que suele centrarse la consulta. Después de tantos años, no necesito mucho del informe escrito de resultados para saber por dónde podrán ir éstos.
Antes de abrir la carpeta de mi historia, en las preguntas de cortesía usuales ya dejé claro que esta no iba a ser una cita complaciente en la cual, con educación y esperando una actitud comprensiva por parte de S, yo expusiese calmadamente cualquier incidencia o novedad arriesgándome a ser nuevamente ignorado. Decidí hacerlo sin adornos:
- ¿Qué tal, tanto tiempo sin vernos, no?, ¿qué pasó la última vez? Preguntó S a modo de introducción.
- Pues nada, que me fue imposible encontrar la cita. No podía recordar si la tenía en mano o habían quedado en enviármela por correo. La busqué en toda la casa, en cualquier lugar y no la encontré…
-
¿Pero no la tenías?
- Si, encima de la mesa del ordenador. Nunca llegué a verla. Ya te he comentado de las lagunas mentales que tengo a veces y simplemente se han ido agudizando, me ocurre tan a menudo y con cualquier cosa que ha llegado a un punto que intento que no me importe, simplemente.
- Bien, y ¿por lo demás qué, bien no?... Efectivamente, a ella tampoco pareció importarle.
- No, la verdad. Desde el infarto me siento muy cansado y el dolor en las piernas es tan insoportable a veces que prácticamente no salgo de casa.
- ¿Estás tomando la medicación para el corazón, no…?, ¿cómo... te duelen las piernas?
- Si, S. desde hace muchos años ya… ¿te acuerdas que hicimos un…
- Ah, si…Habíamos hecho un electromiograma, no?
- Si
- ¿Y qué te había dado, nada no?
- No lo sé realmente, creo que no habrá dado nada, nunca comentamos los resultados….
- Uhm bueno, pues a lo mejor es que tienes una artrosis de cadera, habría que hacer una placa…
- Pues si, no lo sé pero si creo que habría que hacer alguna prueba…Ah por cierto, ¿qué tal la ecografía del año pasado…?

- Pues mira, vamos a hacer un cambio de terapia, ¿si? Continuó sin que al parecer hubiese oído mi pregunta. Mucho mejor más simple
- Podría ser…
- Pues qué te parece si eliminamos el Sustiva y el Viread por Truvada, es una sola pastilla al día. Es que el Sustiva parece que puede producir depresión…
- Vale, ¿lo demás todo igual? Aunque S, yo no sé, no creo que esté deprimido. Lo que me deprime no es un problema vuestro, es el sistema en sí: Todo lo que yo tengo está interrelacionado, vosotros no: Mi médico de cabecera contradice al cardiólogo, él a ti y tú a ambos. Vosotros no estáis interrelacionados en vuestras opiniones, eso si me deprime.
Como respuesta bajó la mirada y permaneció en silencio. Seguidamente empezó a cubrir las órdenes de cambio de terapia para el Departamento de Farmacia, los impresos para las próximas analíticas y la solicitud para la radiografía de cadera.
- ¿Sole y la ecografía del año pasado...? Pregunté de nuevo aprovechando el silencio por si no me había oído la primera vez.
- Mira, te pongo la próxima revisión más prontito, para dentro de tres meses, para controlar cómo funciona la nueva terapia ¿vale? Nuevamente dejó mi pregunta en el aire, sin respuesta. Decidí no insistir.
Salí de allí en cuanto se cumplimentaron todos los trámites. No me importaba oir nada más de lo que me pudiesen decir. Por fin habían reconocido mi dolor en las piernas después de tantos años y sin embargo esto no me producía una sensación de alivio. Me sentía vacío. Esteban llamó para preguntar qué tal había ido la cita. No tenía demasiadas ganas de hablar y además yo iba conduciendo y él estaba en el trabajo, así que me excusé para hablar en otro momento con más calma y decidí buscar algún sitio donde comer por el centro. No tenía mucho apetito pero era la hora de comer y me servíría para hacer tiempo en regresar a casa.
Al llegar, vengo a esta pantalla, abro el blog de Héctor y puedo por fin compartir ese llanto, reprimido y en silencio, con él. Llanto de rabia e impotencia. A pesar de la distancia y la soledad en que ambos lloramos esas lágrimas, más allá de los motivos, lo entiendo y lo siento muy cerca de mí.
Gracias Héctor por ayudarme a liberar esas lágrimas



lunes, 7 de abril de 2008

Pasillos de Hospital


Hoy nada más despertarme llamé por teléfono al hospital para comentar lo sucedido con la cita. Tras casi dos horas de intentos fallidos por comunicarme con la unidad de vih, por fin una voz respondió al otro lado: ¿si? No me resultó conocida así que pregunté por F. Me respondió que estaba ocupada, me presenté e intenté explicarle que por error, F había arrancado mi hoja de citas dejando otra con la fecha equivocada por lo que no había podido ir. Esto requirió varias interrupciones de la dichosa voz que desentendiéndose y queriendo zanjar el asunto por lo sano no cesaba de repetir que llamase en otro momento. Por fin acordamos que transmitiría el mensaje pero algo en su tono me dejó pensando que lo mejor sería acercarse por allí.
Al llegar había bastante gente en la sala de espera por lo que decidí esperar un momento a que saliese alguien. Cuando se abrió la puerta y crucé la mirada con F, con gesto de angustia y desgana me dijo desde donde estaba:
- “Faltaste a la cita ¿qué quieres que haga yo ahora?” así, en seco. O bien no le habían transmitido el mensaje o lo habían hecho mal.
- No F, falté porque el día de los análisis tú arrancaste por error la hoja de mi cita y dejaste la de los análisis que eran el día 7 efectivamente, pero del mes anterior y no me di cuenta hasta hoy.
- Bueno, pues sube a la novena a hablar con S a ver qué se puede hacer pero ufff, no sé, está toda la agenda tan llena queéé… Todo en su expresión corporal pretendía decir que a pesar de ser una persona súper eficiente, estaba absolutamente sobrepasada con la situación y no soportaba más los errores de los demás
- ¿qué quieres decir, que vamos a posponer nuevamente la consulta para dentro de seis meses? Hace un año que no paso revisión médica… Mi expresión a duras penas se mostraba amable todavía después de oír aquello.
- Bueno, no sé, sube a la novena a ver qué te dice S… Y nuevamente cerró la puerta tras dejar pasar un nuevo paciente a consulta.
Al llegar a la novena planta me encontré con aquello tan cambiado que tuve que preguntar donde estaban los despachos de los médicos.
­“Ahí, al lado de la puerta de secretaría” me contestó un celador y señaló hacia un nuevo pasillo aéreo, todo acristalado que comunicaba con el nuevo ala del edificio donde señalaba en grandes letras: MEDICINA INTERNA E. Este ala del edificio de arquitectura seudo futurista, fue inaugurada hace algo más de un año creo, pero aún no ha entrado en funcionamiento debido a falta de dotación de mobiliarios camas y demás zarandajas técnicas. Eso si, la apariencia externa transmite una imagen impecable, todo sea dicho.
Caramba, pensé mientras caminaba hacia la puerta que me habían indicado. Cuando empezó la epidemia de sida en la ciudad, la unidad de medicina interna se había dividido en dos: A y B debido a tensiones entre los facultativos que no querían verse implicados en lo más mínimo con esta nueva dolencia… ¿Tan mal estarán las cosas que ya van por la E o es que nos hemos especializado tanto..?.
Llamé a la puerta que tenía pegado un cartel con grandes letras: “EL SIDA NO DISCRIMINA, NO LO HAGAS TÚ”. Nuevamente pensé: ¿es un recordatorio dirigido a quién?, pues ese es el pasillo exclusivo para médicos… ¿será que a estas alturas necesitan recordárselo continuamente?
Sentada a una mesa estaba S, revisando algo, al verme me preguntó por qué había faltado nuevamente a la cita. Le expliqué lo ocurrido y sin consultar agenda alguna escribió en mi tarjeta de citas la fecha de mañana mientras me decía que avisase a F para que solicitase mi historia clínica con urgencia.
Vamos a ver…O bien la agenda no estaba tan llena como me había dado a entender F con su gesto o S, irresponsablemente, estaba concertando mi cita en detrimento del tiempo disponible para otros enfermos, sin consultar otra posibilidad cercana en el tiempo que fuese más adecuada para todos. Algo no concordaba. ¿Será acaso que algún resultado anómalo requería tal urgencia? No, pensé, en todo caso ya hubiese sido avisado por teléfono…
Bajé nuevamente a la segunda planta y esperé otro momento en que pudiese ser atendido.
- ¿Qué, hablaste con S? Me preguntó en algún momento, mientras no hacía nada y por fin me vió nuevamente esperando.
- Si, me puso cita para mañana y que por favor, pidieses mi historia con urgencia. Contesté
- ¿Para mañana?... ufff, tiene doce personas, a ver… Mientras solicitaba mi historia en el ordenador, sonó el teléfono:
- ¿Si...?... si, si…. No, bueno vamos a ver, ella me preguntó por el resultado de la prueba de embarazo, si…Yo le dije que era positivo pero no, ya.., es negativo…. Bueno, mira, llama más tarde porque no puedo hacer dos cosas a la vez…Y colgó el teléfono.
Yo pensé, ¡caramba hay una ligera diferencia como para tomárselo tan a la ligera…”
Otra enfermera que había llegado a la pequeña sala donde estábamos, comentó:
- Recuerda, que no eres súper woman…
- No, se parece bastante, pero sólo es pretty woman, jeje. Añadí yo, intentando no tanto ser simpático y agradable sino porque sé perfectamente que este tipo de adulación es lo único que consigue ponerla en funcionamiento.
Efectivamente, la actitud cambió radicalmente, de pronto una sonrisa iluminó su cara. Cubrió dos o tres campos en la pantalla del ordenador quedando así solicitada mi historia y con una expresión completamente diferente, muy ufana ella de si misma y su buen hacer, se giró en la silla y me dijo: “Ya está, uhm, me encanta mi trabajo”
Di, las gracias, dije dos o tres tonterías de cortesía y salí hacia el control de citas para dejarla registrada.
De ahí bajé a la primera planta a buscar los medicamentos en Farmacia. Tuve que esperar escasos cinco minutos y pasé, no había nadie en la sala de espera esta vez, menos mal.
Con una amplia sonrisa me recibió el farmacéutico de turno, nos dimos los buenos días y mientras me sentaba le expliqué que por una confusión había faltado a mi cita la semana anterior. Con la misma sonrisa me dijo que no había problema, rellenó el formulario, buscó los distintos medicamentos en los estantes y me los ofreció diciendo: “oye, si otra vez tienes algún problema, puedes llamarnos y cambiamos la cita para otro momento en que te venga mejor eh?”. Lo hizo sin necesidad de afirmar que le encantaba su trabajo, simplemente se podía ver en la amplia sonrisa de satisfacción que mostraba.
Mientras hacía todos estos trámites, caminando por interminables pasillos de hospital, subiendo y bajando, buscando despachos tras las puertas de los cuales te encuentras con gentes para las que muchas de ellas no eres más que algo que a duras penas son capaces de percibir en sus cuadriculadas mentes de funcionarios grises. En ningún sentido, ni en el plano profesional ni en el humano, recordé el sueño que tuve recientemente, del que hablé en
tiempos de silencio.
Cuando salí de allí, brillaba el sol, los jardines resplandecían con sus colores de primavera reflejándose en las amplias fachadas acristaladas, nada hacía sospechar las miserias que se esconden detrás de ellas. Creo que ahora encuentro la relación entre lo vivido hoy y el sueño, y mañana más, no sé si mejor, pero seguro que más...

Upps! Revisando los papeles que tendría que llevar a mi cita con el médico para discutir los resultados de las últimas muestras que me tomaron hace un mes, me doy cuenta que la enfermera, en mi última visita para la toma de muestras, arrancó por error la hoja de cita con el médico en vez de la de los análisis. Así que la cita de resultados era en realidad la semana pasada y no mañana por la mañana.
Por segunda vez consecutiva hay una confusión de algún tipo con las citas. Esto jamás me había pasado en los catorce años que llevo yendo a esa consulta y no deja de ser algo que me preocupa.
Me preocupa también, mi cada vez mayor rechazo por esas citas inútiles que se limitan simplemente a informarme de mi recuento de CD4s y carga viral, ignorando cualquier otro síntoma que manifiestes. Rechazo que me produce la actitud de desidia y desinterés que sin reparos muestran ante tus quejas y dolencias, como si efectivamente no les importase en lo más mínimo, ignorándolas como si te las estuvieses inventando y negando de raíz que sea posible que te sientas así o alegando multiplicidad de posibles causas, sin mover sus pesados culos para firmar una orden para alguna prueba diagnóstica pertinente porque están limitados por hipócritas y economicistas protocolos y cuando sabes positivamente que no eres el único que pasa por allí exponiéndoles sino iguales, muy parecidos síntomas, te dicen sin el menor reparo que no tienen ni idea de lo que les estás hablando…
Me preocupa también el verme sin embargo “atado” a estas citas, a no poderme liberar de estas fuentes y poder beber de otras que calmen esa sed que tengo de aclarar dudas. No me preocupa tanto la verdad sino la incertidumbre como le he dicho en repetidas ocasiones a Sole, mi doctora, pero ella permanece impasible y se ciñe a la imposibilidad de buscar las causas y conocer la verdad, a la negación de las evidencias…
Perdón, pero necesitaba liberarme de todo esto para que así mañana, mejor dicho hoy, vaya con mi mejor sonrisa, cuidándome mucho de ser respetuoso y esperando reciprocidad en el trato para ser atendido, fingiendo que acepto que "hacen todo lo posible" y sin que me pesen las decepciones acumuladas.

jueves, 3 de abril de 2008

Chicos: Me he follao una estrella del cine!!


Leía hace poco un post donde se enumeraban una serie de musts que todo gay debía cumplir al menos una vez en su vida. Recuerdo alguno como el de echar un polvo con alguien de raza negra y otro, con un famoso. Quizás recuerde estos dos porque todavía están en la bandeja de “pendientes” en mi currículo.
Pues bien, Mark King debió haberse sentido realizado aquella noche mientras cenaba con su pareja en un restaurante gay de Los Angeles y se acercó, sonriente a su mesa todo un astro de la pantalla para invitarles a una copa. Tenía apenas 21 años, era un chico de provincias y llevaba relativamente poco tiempo en la ciudad así que todo aquello le parecía un sueño y temía despertarse en cualquier momento, pero no, aquello era real. La sesión terminaba poco después en el apartamento de la pareja con una memorable sesión de sexo a tres.
Luego vendría lo mejor: contarlo a los amigos que incrédulos envidiarían la suerte de este par de jovenzuelos justo el día que celebraban su tercer aniversario.
Años después, mientras veía las noticias en televisión también tuvo la sensación de estar soñando, pero esta vez más que un sueño le parecía una pesadilla. En las imágenes aparecía aquel astro del cine con quien había compartido una noche gloriosa. Aparecía ahora extrañamente envejecido y se hablaba de la extraña enfermedad que sufría. Si, se trataba de Rock Hudson y ahora Mark, activista en la lucha contra el vih, nos cuenta su historia en un libro “A place like this”



Puede que simplemente sea una historia para hacer caja, puede que alguno la considere una veta ya muy gastada para la literatura gay o simplemente una historia que aburre un poco. Sin embargo tomando en cuenta como se dibujan los gráficos de nuevos contagios quizás no sea demasiado repetitivo el cuento. Podéis echarle un vistazo al capítulo donde relata este encuentro aquí.

viernes, 28 de marzo de 2008

Tiempos de silencio


Aprovecho esta noche de insomnio después de haber reinstalado cuanto programa y datos me he podido acordar hasta ahora en el ordenador, para volver a estas páginas. Una virosis virtual lo dejó KO hace algo más de una semana, se ve que los dos estamos predestinados a sufrir estos “accidentes” víricos aunque yo por mi parte me declare satisfecho ya con lo que tengo y no desearía ninguna sorpresa añadida a mi situación, más que nada tomando en cuenta que en mi caso la solución no pasa por ningún departamento técnico donde me dejen renovado como si aquí no hubiese ocurrido nada… ¡ya quisiera yo! Pero bueno, al menos el trasto este se salvó y ya está preparado para una nueva e intempestiva infección.
De alguna forma esto me sirvió de excusa para calmar la ansiedad que me producía (por si no tuviese bastante ya con otros temas) el bloqueo para escribir algo aquí. Definitivamente sólo puedo expresarme cuando siento que el problema está resuelto, mientras tanto nada. A propósito de esto, leí algo en la red, no sé de quien es ni donde lo vi, me gustó y pareció muy adecuado a mi momento…

Tiempos de silencio
susurros y siluetas de mi vida
viento helado que viaja, pasa y me saluda

Tiempos de silencio
donde habitan los temores y las dudas
aferrándome a los bordes
sin que nadie se percate

Viajero de perfil
que rasga el equilibrio
sin cesar.

La semana pasada tuve un sueño, mejor dicho una especie de pesadilla. Supongo que tenga alguna relación con una conversación que había tenido con Esteban días antes sobre un viaje en barco cuando era pequeño y todo se mezcló con mi estado actual. Héctor te la dedico pues sé que te gustan los sueños, incluso los numeras, jeje.

Estaba en un gran trasatlántico atestado de gente moviéndose en todas direcciones, buscando sus respectivos camarotes y arrastrando equipajes. Debíamos estar a punto de iniciar el viaje, era de noche, yo estaba cansado y me molestaba la dificultad para avanzar por los estrechos pasillos y el ruido de la gente. Por supuesto no había nadie de la tripulación que pudiese darnos alguna indicación a los confundidos pasajeros ni había ningún indicativo que pudiese orientarnos en aquella especie de laberinto.
Creo que iba acompañado por un grupo, no recuerdo bien, en todo caso sus caras no estaban definidas, era más la sensación de que esas personas eran conocidas. De vez en cuando intentábamos intercambiar alguna opinión por encima del ruido de la gente sobre por dónde seguir, si la cubierta C estaría en un nivel superior o inferior a la cubierta B, si las escaleras para subir estarían avanzando recto o tomando la primera intersección de pasillos a la derecha. A medida que avanzábamos, el grupo se fue dispersando, nos fuimos perdiendo unos de otros poco a poco, aún así los que seguíamos juntos continuábamos confiando con que finalmente nos encontraríamos.
Cada vez el cansancio era mayor, el ruido fue disminuyendo a medida que se vaciaban los pasillos y la gente encontraba su ubicación. A pesar de esto, era imposible encontrar a alguien o indicación alguna que resultase útil en aquel laberinto de pasillos, ni siquiera las puertas de los camarotes estaban numeradas. Cuando me di cuenta, me encontraba solo, nos habíamos ido perdiendo en la confusión tomando diferentes caminos y ninguna de las personas que me acompañaban seguía a mi lado. Intenté preguntar a la escasa gente que todavía vagaba sin rumbo, llamé a alguna puerta, nadie parecía notar mi presencia, al principio pensé que sería simplemente desinterés debido al cansancio que debían sentir que supuse igual al mío, luego me di cuenta que no era eso, mi voz no se oía, movía los labios pero era inútil, no producía ningún sonido y ni siquiera mi presencia parecía ser notada.
Me desperté angustiado y sudando, en la TV que se había quedado encendida, Phil Collins cantaba “Land of confussion”

martes, 11 de marzo de 2008

Distorsiones


Esteban y Molo en Seixo Branco 2008



Santa Cruz 2008

domingo, 9 de marzo de 2008

Quebrada de Jaspe

Habíamos llegado ahí en un viaje de prospección organizado por el departamento de Ecología de la Universidad. Éramos en total 20 personas, con el tiempo justo para bajar el equipo, instalar campamento y pasar la noche. Al día siguiente continuaríamos viaje en dirección a Santa Elena de Uairén, última población antes de la frontera con Brasil.
De esas veinte personas, quince eran científicos en distintas disciplinas relacionadas con la Ecología: edafólogos, botánicos, entomólogos, zoólogos y ecólogos, dos técnicos y tres estudiantes entre los cuales estaba yo, que habíamos sido seleccionados con la intención de cumplir labores de curritos a cambio de la experiencia y los conocimientos que adquiriríamos de tan prestigiosos personajes.
Es un lugar mágico en el km 273, hoy día al parecer bastante concurrido y turístico pero no así en aquel entonces, a escasos metros de la carretera y en el que el río kakú-parú transcurre cayendo en cascada con una profundidad de apenas unos centímetros. Sobre un lecho liso de jaspe, una roca sedimentaria semipreciosa, mezcla de cuarzo cristalino y sílice amorfo de intenso color rojo y amarillo que da a las aguas ese color, brillaban al sol cegándonos con esos increíbles destellos. El nombre del mineral coincidía por casualidad con el segundo apellido de mi abuelo paterno, lo cual daba al lugar un encanto especial para mí, imaginando extrañas conexiones entre mis orígenes y ese remoto lugar.
A ninguno de esos renombrados científicos a nivel internacional, provenientes algunos de prestigiosas universidades americanas y entre los que se encontraba el famoso botánico Julian A. Steyermark, quien mostró durante todo el viaje una especial predilección por hacerme fotos contínuamente y mostrarme en una ocasión una extraña especie de Araceae acuática, única en el mundo conocida para la época y sin que el resto de los participantes en la excursión supiesen de esta primicia. A ninguno, repito, se les ocurrió pensar que dada la proximidad del río, cabría la posibilidad de vernos molestados por esos minúsculos mosquitos llamados “jejenes” que generalmente se suelen encontrar en estos ambientes. Alguien debió haber mencionado que nos encontrábamos a principios de enero, en medio de la estación de sequía y por lo tanto sería improbable que esto ocurriese, así que a pesar de las únicas advertencias de los más profanos, nosotros los estudiantes, la sugerencia de elegir otro lugar para el campamento fue desechada.
Lo cierto es que con la diligencia y coordinación que habíamos desarrollado en los días previos del viaje, terminamos de instalar las tiendas, darnos un baño, preparar la cena y celebrar una pequeña fiesta de sobremesa acompañada de alcohol, música a la guitarra y alguna otra sustancia que fue consumida más privadamente mientras me daba un baño de noche en el río, acostado en el agua y mirando un cielo con tantas estrellas como no había visto jamás.
A esto habría que sumar que, en previsión del ataque de los susodichos mosquitos, Tamara y yo nos habíamos tomado con la cena, algunas pastillas de antihistamínicos que habíamos llevado en nuestro botiquín personal.
La velada transcurrió animada, acompañada de risas y canciones alrededor del fuego hasta que se acabó el alcohol o la borrachera y el cansancio hicieron mella en nuestros cuerpos que ya acumulaban días con la misma rutina de viaje.
Poco a poco nos fuimos retirando a nuestras tiendas, las voces y las risas se fueron apagando y los sonidos naturales de la noche se fueron apropiando del lugar.
No sé cuánto tardó en empezar el ataque de los dichosos jejenes. Al principio, al menos en nuestra tienda, intentamos solucionar el problema aplicándonos diferentes lociones y pomadas repelentes que habíamos llevado. El resultado fue inútil. Después intentamos ahuyentarlos con el humo de los cigarrillos, fumando dentro de las tiendas, imposible. Se metían en los sacos de dormir y nos masacraban las piernas, la cara, los brazos, cualquier espacio de piel que quedase al descubierto era cebo de los implacables jejenes.
Así continuamos algún tiempo más hasta que las quejas empezaron a oírse provenientes del resto de tiendas en el campamento. Fuimos saliendo, primero los menos sufridos o aquellos que debido a esa especial atracción que parecen tener estos bichitos por determinados individuos, habían resultado más afectados y cuando la situación dentro de las tiendas se había hecho ya inaguantable para la mayoría.
Nos acercábamos al fuego, rascándonos y untando cualquier resquicio de piel que quedase al descubierto con más lociones y ungüentos. Terminamos intercambiando las distintas marcas que entre todos habíamos logrado reunir para, en un intento que ya sabíamos infructuoso de antemano, ver cuál podría dar mejor resultado de acuerdo a cada individuo y olor corporal característico.
No sé si en algún momento cesó el ataque o el cansancio nos venció, recuerdo haber oído llantos de desesperación en alguna tienda. Poco a poco, al igual que había empezado todo, la calma se adueñó del sitio.
A la mañana siguiente, con la resaca producida por el alcohol, las incomodidades y la falta de sueño, nos despertamos para seguir con la rutina de recogida de campamentos, preparar desayunos y continuar viaje tras un breve baño en la cascada.
No sé a causa de qué habrá ocurrido aquello, si fue por la mezcla de antihistamínicos con el alcohol o cualquier otra cosa de las que habíamos consumido la noche anterior. Tanto Tamara como yo teníamos la cara hinchada, deforme, y en mi caso con un ojo completamente cerrado por la hinchazón.
Me gustaría sino verme otra vez con la misma edad, al menos libre de algún visitante indeseable que no voy a nombrar ahora para volver a ese lugar, sin importarme el riesgo de volver a pasar una noche parecida, pero de la cual me pueda reír y disfrutar recordando, tantos años después.



jueves, 6 de marzo de 2008

Paisajes cotidianos


Laguna de Mera. Marzo 2008



Camino de Seixo Branco. Marzo 2008


A lo lejos, la ciudad. Marzo 2008


Toxos en flor. Marzo 2008

Más allá, el mar. Marzo 2008












viernes, 22 de febrero de 2008

Los viejos amigos


Conocí a JC a través de unos conocidos comunes al poco tiempo de llegar a España. Por aquel entonces él era un jovencito de apenas 20 años con una mirada inocente y una sonrisa bonita, cuerpo de púber y rabo de macho. Llevaba una relación de pareja de varios años con A, un rubio guapazo y alto que me pareció también una buena persona nada más verlo, aunque ya se sabe que esto de las primeras impresiones suele dar luego, a largo plazo, resultados sorprendentes.
Me llamaba la atención que a pesar de su juventud mantuviese una relación de compromiso tan duradera y más cuando por aquellos años en España, con una transición todavía en trámites pues no estaba lejos el 23-F y una efervescencia en la gente por liberarse del yugo represivo de tantos años, al menos en el ambiente homosexual fue la impresión que yo recibí al llegar. La “actitud” más común en el colectivo gay era un poco aquello de “A follar, a follar que el mundo se va a acabar” y nadie quería compromisos demasiado serios que te atasen a nada o a nadie, por eso me llamó la atención JC, intuí una madurez y una personalidad que lo hacían diferente del resto y se ganó ya por esto mi afecto, aunque no creo que nunca se lo haya expresado del todo pero en las miradas que cruzábamos siempre creí ver un aprecio mutuo.
Nunca fuimos amigos íntimos ni nada por el estilo, durante un tiempo coincidíamos en grupos de amigos comunes. No sabría decir cuándo ni cómo, empezamos a salir de viaje juntos los fines de semana. Íbamos más que nada como “compañeros de caza” que suelo decir yo, a pesar de que JC y A continuaban en pareja.
En uno de esos viajes me presentaron a L. nacido en Guinea Ecuatorial de emigrantes españoles durante la colonia y regresados a España con la Independencia, era un buen tío pero no teníamos muchas cosas en común más que el atractivo sexual. Durante un tiempo, corto, continuamos las dos parejas con aquellos viajes cortos de fin de semana, a algún antro gay o a la playa, éramos jóvenes y cualquier excusa nos servía para divertirnos.
A pesar de las diferencias que pudiésemos tener entre sí aquella extraña pandilla de cuatro, eran más las afinidades que iban creciendo a medida que progresaba aquella relación, aunque tampoco nos unía más que un simple afán de búsqueda de diversión y vivir nuevas experiencias.
Todo fue bien hasta un día al poco tiempo de salir juntos, L me invitó a tomar el té con su madre, sentados a una mesa camilla mientras veíamos el magazín de la tarde en TV (¡ese era el plan…!). Me recibió vestido con una bata satinada, estampada en chillonas flores, de amplias hombreras y profundo escote que dejaba ver su pecho peludo, con unas zapatillas de tacón color azul celeste, ribeteadas con una boa de plumas a juego que supuse debían pertenecer a su madre. Aquella imagen fue en ese momento demasiado para mí, no su pluma, ni sus necesidades de travestirse, que me pillaban por otra parte completamente desprevenido, sino la represión con la que vivía aquello fuera del refugio de su casa, de tal forma que ni yo, su pareja y amigo, confidente de travesuras varias, tenía ni la menor idea de ello.
Quizás debido a mi juventud o a mi carácter, lo cierto es que esas contradicciones eran más de lo que podía procesar en aquel momento y decidí que hasta ahí llegaba esa relación, bastante tenía yo con nadar en mis propias profundidades como para adentrarme en estas otras sin botella de oxígeno. Con esa ruptura y también sin poder recordar ahora ni cómo ni cuándo, dejé de ver a JC.
Después de algunos años sin saber nada de él, coincidimos una tarde por casualidad en una galería del centro que acababan de inaugurar. Yo estaba ya con John en esa época y él iba acompañado por un chico del que recuerdo ahora sus dientes blanquísimos, un arquitecto venezolano que trabajaba para un estudio japonés como responsable de obras de un nuevo Museo para la ciudad. JC había roto con A en algún momento y estaba ahora con este chico que al parecer estaría unos años atendiendo distintos proyectos que tenía la firma para la que trabajaba aquí en España.
Se mostró interesado en compartir números de teléfono para acordar un encuentro y hacer salidas en pareja nuevamente. Nunca nos llamamos, por aquel entonces yo estaba demasiado centrado en mi relación con John y sus problemas con el alcohol, para él resultaba más fácil afrontar el problema aislándose y yo estuve de acuerdo en aceptarlo, error del que obtuve su aprendizaje años después cuando tras mi diagnóstico como seropositivo, rompimos la relación y me vi aislado y sin amigos.
Nuevamente me volví a encontrar con JC poco tiempo después de haber roto con John, coincidimos esta vez de “cruising” en un parque donde se puede ver la silueta de la ciudad al otro lado del mar desde la altura de los acantilados en que se encuentra. Había cambiado físicamente, se había transformado en ese arquetipo de moda surgido después del sida, de tío robusto y musculoso a base de anabolizantes. Yo caminaba todavía con la depre a cuestas por la ruptura después de tantos años de relación y en el momento en el que me sentía más débil y vulnerable en toda mi vida.
No había nadie en el parque así que paramos a cruzar unas palabras. Me sentía tan solo en aquellos momentos que sentí la necesidad de decirle que era seropositivo, esperando quizás encontrar ese apoyo del que carecía, pensé que siempre había tenido una buena idea de ese chico, habíamos compartido buenos momentos y el aprecio parecía ser mutuo. En el momento que me encontraba, era una buena forma de aceptar su anterior oferta e intentar retomar mi vida y reconstruirla de nuevo. Intenté decírselo con naturalidad, como algo casual y sin demasiada importancia. Esperaba que mi físico no demasiado demacrado por las circunstancias no le asustase y provocase ese rechazo que a veces de manera infundada, se teme tanto, pero que en aquella época era moneda más común de lo que pueda ser hoy. Abrió sus ojos asombrado, como si no pudiese creerse la noticia, fueron solamente unos segundos, los suficientes para que yo, preparado como estaba por lo que iba a decir y expectante ante su reacción, pudiese ver el miedo en su mirada. Con esa mirada todo quedó dicho, hablamos alguna que otra cosa sin importancia y seguimos cada cual nuestro camino. Esta vez no hubo ofertas para un nuevo encuentro.
Algún tiempo después, más repuesto yo, festejaba la noche de fin de año con L y U en un antro de moda, distinguí su cara de incredulidad y asombro entre la gente. Me observaba reír y bailar festejando el nuevo año,.Protegido entre la gente y la penumbra del fondo del local, en su mirada pude ver lo difícil que le resultaba entender la alegría y despreocupación con la que yo festejaba el nuevo año, al menos aparentemente, a pesar de mi enfermedad. Se quedó allí quieto, al fondo, oculto entre la gente mientras me observaba, con ojos de miedo y confusión.
Hace unos meses volví a encontrarme con él, como siempre por casualidad, nos cruzamos en una esquina del centro de la ciudad mientras cada uno se dirigía apresuradamente a resolver distintas gestiones. Esta vez pude ver una alegría sincera en su mirada, quizás por saberme bien después de tantos años, quizás el miedo haya pasado ya, quizás fue simplemente un efecto del día soleado que había en la ciudad y suele alegrar el ánimo de los viandantes. Esta vez me detuvo y abrazó con un efusivo beso, mirándome de arriba abajo y aparentemente complacido de lo que veían sus ojos. En este encuentro tampoco intercambiamos teléfonos, no acordamos un nuevo encuentro, pero yo volví a sentir que nunca habíamos dejado de ser amigos.

miércoles, 13 de febrero de 2008

Ayuda en el chat







Nada especial que poner en estas páginas. Aún así, cada vez más siento la necesidad de venir aquí y dejar constancia.
Pocas cosas me sacan de mi rutina, paso los días en casa la mayor parte del tiempo, salgo a comer, paseo a Molo y poco más, alguna compra al súper, a por costo…
Los fines de semana E. y yo estamos juntos pero el resto de la semana no, aunque hablamos por teléfono todos los días. De noche nos llamamos, nos decimos lo que haya que decir y luego nos quedamos en silencio largos ratos, comentando de vez en cuando cualquier cosa.
De pronto el silencio se puede ver interrumpido por la siguiente secuencia:
- ¿Pi?..
- ¿Qué?..
- ¿Me quieres..?
- Siii
Y continuamos haciendo nuestras cosas o viendo cualquier cosa en la caja boba, en silencio...
Algunas tardes de esas que transcurren perezosas sin hacer nada, en ocasiones entro a alguna sala de chat para seropositivos. No entro a ligar, simplemente a charlar un rato o ver de qué habla la gente. Suelo entrar en dos salas. Una de ellas es para personas seropositivas en general y otra exclusiva para gays.
Es curioso que mientras el ambiente en el chat general es amistoso, se comparten dudas, preocupaciones, chistes o ligues. La comunicación en abierto es libre, se pueden establecer privados para seguir un tema particular con mayor tranquilidad, sin tantas interferencias. Se respeta a los demás en cuanto a orientación sexual, posibles historiales de consumo de drogas, intereses particulares, temas propuestos o dudas que pueda tener cualquiera. El tono general es de ayuda mutua, como pienso que debe ser.
Mientras tanto, en el chat para gays, casi siempre sin excepción cuando he entrado, hay alguna pelea en curso con insultos cruzados, mensajes desesperados en busca de un polvo sin otro interés, o interminables silencios...
En la última ocasión me encontré con la siguiente discusión entre tres personas que respondían a los nicks de “Bakala”, “Ateo” y “Robin” creo recordar.
Bakala era un chico de unos 20 años, preocupado por haber tenido sexo sin protección varias veces con alguien que luego le descubrió su seropositividad. Tenía miedo, quería confirmar los riesgos y quizás obtener alguna información sobre qué hacer, a dónde acudir… Expresaba sus preocupaciones con un lenguaje acorde con su nick, más o menos así: “Me follao a uno con sida unas siete veces sin condón, me abre contagiao?”
Ateo le respondía más o menos así: “Guarra, follando a pelo... Ojala te pudras!!!”
A lo cual Bakala respondía indignado por la respuesta de la siguiente manera: “¿qué pasa maricona, tú si que te vas a pudrir, sidosa de mierda, quiero saber que puedo hacer?
A esto remataba Ateo: “Que te pudras te digo, que no soy una ONG y con mis problemas tengo bastante"

No me lo podía creer, ¿qué era aquello? En primer lugar, alguien que seguramente habría pasado por todo eso que estaba pasando el bakala ahora, que probablemente se hubiese contagiado por mantener sexo no seguro también, que se habrá sentido solo, confundido y con miedos, sin nadie a quien acudir y seguramente se habrá quejado por no disponer en su momento de una red de ayuda mejor establecida y... ¿paga ahora con la misma moneda a otros que han corrido la misma suerte que él, con una actitud completamente egoísta, insolidaria, no sólo indiferente sino además agresiva…?
Por otra parte, Bakala con una lógica indignación pero escasa de recursos dialécticos, respondía con más insultos como, “maricona” y “tú si te vas a pudrir”... ¿Acaso no era el mismo otra maricona por haber follado con un tío?, ¿de que acusaba a nadie por esto entonces? Y le deseaba la putrefacción como si alguien estuviese libre de ella de una forma u otra...
Todo me pareció demasiado absurdo, surrealista, la única explicación que pude encontrar es que Bakala, con su condición aún no confirmada, todavía formaba parte para Ateo, de ese otro “colectivo enemigo” y discriminador: los gays que apartan y desprecian a los que se encuentran infectados por esta enfermedad, objeto en ocasiones, de críticas mucho más duras y crueles que las del resto de la sociedad heterosexual.
Descartan absolutamente la idea de que ellos mismos pueden estar algún día de este lado de la barrera y critican conductas como si nos las tuviesen iguales o parecidas, haciendo juicios de valor que se vuelven contra ellos mismos.
Por eso pienso que el pobre bakala recibía tales insultos, la rabia interior si no se resuelve crece hasta hacerse inmensa y la vierten así contra esos otros que en todo caso no son más que unos “recién llegados” a los cuales se les insulta acusándolos de haberse infectado, aprovechando así para resarcirse del dolor, seguramente no resuelto de haberse visto ellos mismos, despreciados.

miércoles, 6 de febrero de 2008

¿Feliz Cumpleaños?


Puede que más allá de lo que esté dispuesto a admitir, el cumple me haya dejado un tanto tocada alguna neurona. Ya de por si a cualquiera de ellas y a pesar de los cuidados dispensados: mimos, momentos de descanso, ocio y relajación; habrá que reconocerles un cierto desgaste por cuestión de tiempo que no de intensidad de uso que tampoco quiere uno venir aquí avasallando, pero que cuando menos pueda haber mermado en alguna medida cualesquiera hayan sido, sus potencialidades juveniles.
Dicho esto sin que sirva de justificación sino en todo caso como constatación de una realidad, he de decir que me he quedado con una cierta sensación de vacío. Una especie de desasosiego parecido al que pueda producir encontrarse al borde de un abismo: ¿Qué pasará ahora?..¡Esto no lo detiene nadie. Me estoy haciendo viejo!
Es una frase hecha y bastante manida, aquella de “la edad es un estado mental”. Pues bien, mis estados mentales últimamente, en concordancia con las tendencias actuales de las bolsas internacionales, igualmente experimentan inesperadas euforias alcistas como profundas caídas. Nada que me haga dudar de episodios bipolares tan de moda ni que esté al borde de una ”recesión emocional”, simplemente que la sucesión de eventos parece ocurrir de tal manera que mi vida, a pesar de la aparente monotonía con la que se reviste, transcurre en otros planos más íntimos siguiendo el endiablado diseño de algún ingeniero loco para una montaña rusa futurista, atrevida y cargada de sensaciones y sobresaltos.
Todo esto me lleva a momentos en los cuales me es sino imposible, cuando menos difícil ubicarme. Igualmente enfrento situaciones propias de la vejez en cuanto a achaques y salud como me veo con comportamientos y actitudes más propios de una adolescencia no resuelta.
No quiero ahondar demasiado en ello, simplemente decir que por segunda vez en mi vida me he visto enfrentando a una situación de tipo legal, bastante engorrosa y embarazosa. La simple idea de enfrentarme a ello me provocó un estado de ansiedad con subidas de tensión incluidas. Afortunadamente, aún cuando quedan un par de decisiones pendientes por resolver respecto a este tema, es algo que doy por zanjado.
Ahora simplemente me queda volver a la monotonía alterada de saberme un año más viejo.

Ah!, el precioso dibujo de la entrada es una de esas otras realidades con las que te sorprende la vida de vez en cuando y que te confirman que son ellas, las más ocultas y difíciles de observar, las más pequeñas o inesperadas, las que hacen que la vida sea maravillosa después de todo. ¡Gracias Denita, eres un ángel!