lunes, 28 de enero de 2008

VIH y las teorías disidentes




Existen grupos, incluidos activistas en la lucha contra el vih, que apoyan las llamadas teorías disidentes del sida apoyándose en nombres de algunos científicos que niegan la existencia o la relación de causalidad entre el vih y la enfermedad del sida. Entre ellos, los del virólogo Peter Duesberg que admite que el virus del VIH existe pero es inofensivo o el Nóbel en química en el año 1993, Kerry Mullis, por la invención de la PCR, que la niega directamente. Gracias a esta técnica se facilitaron por ejemplo las pruebas de ADN, tan comunes hoy en día entre otros muchos usos, lo que le valió su reconocimiento a escala mundial. Este personaje, que al parecer recibió 10.000 $ de la empresa de biotecnología para la que trabajaba por la venta de la patente que luego fue vendida a su vez a Glaxo-Wellcome por 300 millones de dólares, emprendió una feroz lucha contra la industria farmacéutica afirmando que su test no servía para la detección del VIH porque éste, simplemente no existe. También defiende teorías que niegan el efecto de la combustión de combustibles fósiles sobre el calentamiento global o el efecto de los gases CFC sobre la capa de ozono y ha estado asociado a grupos industriales conservadores ortodoxos americanos.
Es cierto también que éstos han sido apartados de la comunidad científica ya que mientras no ofrecen alternativas contrastables de explicación del tema, se autoafirman en explicaciones falsas, medias verdades o mentiras obvias y se limitan a criticar y negar las evidencias y avances que "ciertos o no" se han ido demostrando con resultados positivos de supervivencia a nivel mundial.

Con el surgimiento del Internet, estas visiones alternativas han encontrado una amplia audiencia , a tal punto que casi nadie interesado en el SIDA puede no haber escuchado sobre ellos.
Algunos de sus seguidores están fascinados por teorías de la conspiración que involucran a siniestras compañías farmacéuticas o la persecución de minorías por el gobierno. Pero las explicaciones alternativas también pueden atraer a aquéllos que han sido diagnosticados con VIH o SIDA, al leer que su condición puede no ser fatal, que no deben tomar fármacos tóxicos y que el sexo sin protección no implica ningún riesgo y son víctimas incautas de charlatanes que ofrecen pócimas milagrosas de dudosa efectividad mientras obtienen pingües beneficios.
No obstante, el interés por estos grupos parece haber disminuido después del incidente del panel de Thabo Mbeki tras su discurso sobre las causas del sida en Durban 2000, apoyando a estos grupos negacionistas y por los resultados de su política de prohibición de suministrar antiretrovirales a través del Sistema Público de Sanidad.


Es cierto que los tratamientos producen efectos secundarios, como los producen la aspirina también (no nos engañemos, cada uno con sus diferenciales de toxicidad obviamente), que son más de los que se tiende a admitir o se falsean datos sobre su gravedad, que hay una guerra sucia entre gobiernos e industrias farmaceúticas por los intereses económicos que hay por medio, que no se avanza en algunos casos ni en la dirección correcta ni con el interés deseado, por parte de las farmaceúticas hasta no rentabilizar los productos, pero también es cierto que ofrecen resultados de supervivencia a largo plazo. Cada día se avanza en el conocimiento de variaciones genéticas individuales que determinan tasas de evolución de la enfermedad hasta la la práctica no progresión pero esto no debe dar pie a extrañas teorías que niegan la mayor y se apoyan en vagas causas medioambientales y estilos de vida que no se sostienen para explicar esta pandemia.

Si quieres leer más sobre las evidencias de la existencia del virus.
Puedes también consultar el genoma completo del VIH-1, aquí

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